Hola mundo. Soy ese niño que
muchos de ustedes han visto por la tele o en las fotos de
los periódicos en brazos de un hombre al que no conozco de
nada.
Estaba jugando con mi hermanito pequeño con unas cuantas
cajitas de madera a las que mi papá había puesto sendas
ruedas de cartón-piedra y que llamamos nuestros tanques.
Estábamos jugando a la guerra contra el enemigo invisible
con nuestros tanques, único juego que conocemos.
He mirado por la ventana a causa de que algo me ha llamado
la atención. He visto un brillante avión del que sale un
chorro de humo negro por detrás y ahora mismo veo otro
chorro de humo, éste de color blanco, que sale de una de las
alas por delante del avión... un enorme ruido me destroza
los tímpanos, algo a destrozado también mi cuartito, todo se
me viene encima, veo a mi hermanito en un instante que
revienta por el medio... tengo miedo, mis papás no están en
casa, están trabajando en el campo...
Me he despertado ahora mismo y no reconozco el lugar. No hay
nadie. Estoy solito. Me doy cuenta de que no siento una
pierna y cuando miro abajo veo que no está. Llamo a papá, a
mamá, para que me busquen mi piernita, lloro desconsolado...
he perdido mi piernita. No se donde estará mi hermanito
pequeño, hace poco estaba jugando conmigo. Me estoy
durmiendo otra vez...
Me vuelvo a despertar, ahora veo mejor que antes. No se
donde estoy, el lugar no se parece en nada a mi casa,
principalmente porque no tiene techo. Veo el cielo en toda
su amplitud y poco más allá descubro a muchos niños y niñas
que caminan en fila no se adonde. Muchos de ellos tiene
horribles heridas en sus cuerpecitos; algunos tienen enormes
brechas en las cabecitas. Ninguno llora. Todos caminan en un
estremecedor silencio. Me ha parecido ver a mi hermanito y
lo llamo a la vez que me levanto para correr a alcanzarlo.
No se qué ha pasado pero me he caído al suelo sin haber
podido dar un paso... ¡la pierna!, ahora recuerdo que la
perdí. Miro alrededor a ver si la encuentro. Mis papás
tampoco están y ahora me doy cuenta de que estoy muy sucio,
tengo todo el cuerpo manchado con algo de un color marrón
oscuro con tintes rojizos. No tengo ropas, estoy totalmente
desnudo y esto me desconcierta. Ahora veo que tengo muchas
pupas por todo el cuerpo... ¿qué me ha pasado?
Estoy en un mundo extraño, todo silencio y todo nada. Muchos
niños y niñas, millones, veo alrededor. Todos están
desfigurados, destrozados, manchados de sangre, errando por
un mundo totalmente desconocido. Sus miradas fijas y
vidriosas muestran el terror que han padecido, sus bocas
petrificadas señalan la última palabra que soltaron: “papá,
mamá”. Mi hermanito se arrastra, lo mismo que yo, aunque en
una postura extraña: tiene el cuerpecito partido por la
mitad, aunque unidos los dos pedazos mediante tiras de
intestinos...
Mundo querido, ¿es esto lo que vosotros queréis? Ahora no
estoy con vosotros, aunque os estoy viendo desde un lugar
privilegiado. Me habéis destrozado mi incipiente vida con
vuestras insensibles demagogias políticas. Nos habéis
destrozado a mi hermanito y a mí simplemente porque
jugábamos al único juego que nos enseñasteis vosotros. Ni mi
hermanito ni yo os hemos hecho nada ¿porqué nos habéis
destrozado?
Mundo querido, ¿es esto lo que vosotros queréis? Ahora me
doy cuenta que para vosotros no somos nadie, una escueta
noticia mediática que al cabo de unos días desaparece de
vuestras memorias sin dejaros ni una pizca de misericordia.
Estoy ufano porque he salido en la prensa... ¿para qué? Si
ahora mi vida ya no existe, como tampoco la de mi hermanito,
como tampoco la de muchos niños y niñas que os dejaron,
víctimas de la demagogia insensible que gobierna vuestros
corazones y sobre la que yo quisiera dar un grito de
protesta... pero no puedo... estoy muerto.
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