No, no quedó todo en la
peatonalización del Revellín, ni tampoco en el cambio
sustancial del centro neurálgico de Ceuta con la apertura
del desdoblamiento de las Palmeras. La obra de
peatonalización prosiguió Revellín arriba, y Camoens, y
Calle Real; pero también la situación continúa con reformas
integrales en Cervantes y continuará por la Glorieta del
Teniente Reinoso.
La Ciudad se transforma, y lo hará también el Poblado
Marinero para potenciar su uso con nuevos acerados más
anchos y con elevadores y montacargas para mejor práctica a
los accesos a los pisos superiores. No sólo eso, el acceso a
las Murallas Reales desde González Tablas se verá mejorado y
ampliado... y continúa la reforma de la mediana de la
avenida de España, la de avenida de Madrid; al tiempo que
está a punto de iniciarse la obra que reformará la plazoleta
de Juan de Juanes; prosigue la actuación en Huerta Téllez y
la reforma del acceso norte a Príncipe Alfonso, en tanto que
su Plan Especial se lleva a la práctica y Loma Colmenar
avanza.
Y las barriadas, con su tercer plan que dotarán a estas
zonas residenciales de mejores servicios a los ciudadanos.
Lo cierto es que la ciudad, se vaya por donde se vaya, se
encuentra en obras. Zanjas, vallas, maquinaria... y trabajo
evidentemente trabajo.
La crisis existe, se percibe, se siente y se padece. Estos
son momentos en los que las administraciones han de tirar
del carro movilizando la economía, dinamizándola a base de
obras públicas. Es un método rápido para fomentar actividad
en un sector que sufre, con exceso de rigor ahora, la
bonanza de los últimos lustros.
En cualquier caso, lo que se percibe es que Ceuta continúa
transformándose a base de nuevas infraestructuras apoyadas
también [en las grandes obras] por la Administración General
del Estado que coadyuvan a dotar a la ciudad de un nivel
necesario para competir en igualdad de condiciones en la
calidad de los servicios básicos a los ciudadanos y a los
visitantes. La reforma global de Ceuta continúa para
recrearse en ella en la segunda década del siglo XXI.
|