El edificio de los Juzgados de Ceuta puede ser perfectamente
una de las sedes de mayor tránsito de personas y actividad a
diario de toda la ciudad. Registros civiles, diversos
cuerpos, juzgados y fiscales deambulando por las diferentes
plantas.
Aunque es allí, en los sótanos, donde todas las mañanas
abogados, testigos, jueces, funcionarios y fiscales, entre
otros muchos profesionales, ejercen su jornada laboral. Una
lucha contra el bien o el mal, el cumplimiento o no de las
leyes y la hora de castigar o sentenciar a quienes incurren
en cualquier tipo de delito. Allí se ubica la jurisdicción
penal número uno y dos de Ceuta encargada del conocimiento
de los procedimientos criminales para investigar y sancionar
los delitos. Y a pesar de la rutina, cada juicio es una
historia, un antecedente, un acusado. Pero en la mañana de
ayer, todo parecía repetirse. Nueve juicios con delito
contra la salud pública; en su mayoría, posesión de hachís
detectado por la Guardia Civil en la zona de preembarque de
la estación marítima durante las semanas afectadas por la
Operación Paso del Estrecho (OPE).
La palabra conformidad, omnipresente en la jornada jurídica,
y a la cual acogieron con entusiasmo varios procesados. Los
primeros veredictos se realizaron atendiendo a la estructura
básica de sota, caballo y rey. En el espectro jurídico, “se
le han confiscado 9.012 gramos de hachís con un thc (pureza
de la sustancia estupefaciente) del 12’8% (siendo un 15 %
uno de los parámetros de mayor candor) y con un valor de
12.888 euros. Sustancias procedentes de Marruecos e
introducidas de manera ilegal en España. El Fiscal solicita
una pena de tres años y un día de prisión, y una sanción de
12.888 euros con tres días de responsabilidad personal
subsidiaria en caso de impago. ¿Esta usted conforme con la
sentencia?”. Y los acusados suelen responder: “Sí”. Se
firman las actas y que pase el siguiente acusado, el letrado
y si lo hay, testigo.
Esta fue la dinámica de las vistas celebradas ayer en el
Juzgado de lo Penal número uno de Ceuta, hasta que el
acusado M.F. se mostró disconforme con la sentencia dictada
por la fiscal y la magistrada. El acusado alegó el
desconocimiento de los estupefacientes incautados por la
Guardia Civil en la batería de su vehículo, cuando fue
registrado el pasado 16 de agosto en la zona de preembarque
de la estación marítima. Acto seguido un batiburrillo de
preguntas por parte de la fiscal y la jueza perturbaron al
acusado cuyas respuestas no se correspondían con los
testimonios aportados en las primeras declaraciones,
provocando miradas de complicidad y algunos toques de humor
entre las palabras y gestos de los presentes en la sala.
Finalmente, el caso quedó visto para sentencia pero fue
agradecida la contradicción y disconformidad del procesado
M.F., ya que su intervención relajó la actividad de la sala
en la que luego se personificaron las bromas referentes al
thc (medida que confirma la pureza de las sustancias
estupefacientes). “Parece ser que este año las cosechas de
hachís en Marruecos han sido bastante buenas”, aludieron al
respecto.
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