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OPINIÓN - JUEVES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Ejercicio de responsabilidad

Por Dionisio Ramiro


El comunicado de la UGT, en el que acusa al Gobierno de la Ciudad de incumplir sus compromisos con los trabajadores, sesga la realidad de las cosas y, en consecuencia, merma la fuerza y la credibilidad de una central sindical que se ha caracterizado a lo largo de su dilatada historia, por huir de la demagogia y plantear los conflictos con absoluta transparencia.

La crisis económica que ya ha reconocido el Gobierno de España y que está a punto de llevar al país a la recesión, no iba a dejar a Ceuta al socaire, por lo que el plan de austeridad aprobado por el Gobierno de la Ciudad, se presenta como una medida adecuada, entre otras más que habrá de adoptar, para dar respuesta desde la institución local ante la situación económica generalizada y sobrevenida.

El Gobierno de la Ciudad, lleva adoptando medidas de congelación de retribuciones para todos los altos cargos durante muchos años, sin que las retribuciones de los empleados públicos hayan sido “tocadas”, pero en un momento en el que todas las autoridades económicas están demandando moderación salarial como parte de una batería de medidas para paliar los efectos de la crisis, los empleados públicos de la Ciudad Autónoma no pueden mirar para otro lado y mucho menos intentar apretar el lazo sobre el cuello de la administración, máxime si tenemos en cuenta lo elevado de sus salarios, amén de otras compensaciones en forma de ayudas (llamadas sociales), que no dejan de ser retribución en especies.

De otra parte, al margen de la voluntad expresada en cualquier negociación, cualquier acuerdo está sometido al control de legalidad y en este sentido, parece que la intervención de la ciudad ha observado desviaciones importantes entre lo acordado entre administración y sindicatos y lo previsto en la ley respecto de los incrementos máximos referidos al conjunto de la masa salarial de la administración de la ciudad.

Y luego queda el asunto de las pagas extraordinarias. Y aquí, en este punto, parece que el ejercicio de responsabilidad debe combatir un claro ejercicio de cinismo, por cuanto las centrales sindicales saben que desde hace varios años, todos los funcionarios de la Ciudad Autónoma perciben las pagas extraordinarias en la misma cuantía que una paga ordinaria, si bien y para camuflar “entonces” este acuerdo, se diseño el sistema de prorrateo mensual de las mismas.

Ahora, muchos años después, cuando el Estado quiere aplicar lo mismo a sus funcionarios, no deberían los sindicatos municipales pretender volver a beneficiarse de una medida de la que ya disfrutan, debiendo únicamente la administración local proceder a reformar la estructura de las nóminas, pero nunca a incrementar las retribuciones extraordinarias.

Todo esto lo sabe perfectamente la UGT, que aprovechándose tal vez de la aparente debilidad de un gobierno, pretende quebrar los principios de la lealtad, la buena fe y la responsabilidad, principios que han sido bandera suya a lo largo de su historia y que la han hecho acreedora de la confianza de la mayoría de los trabajadores.

Es de esperar, por el bien de todos, que la responsabilidad y la cordura se imponga
 

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