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OPINIÓN - JUEVES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Violencia, suma y sigue
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Estoy tomando el aperitivo en la terraza de mi bar favorito, con el quita y pon de sombras a que juega el tiempo con las nubes sobre mi cabeza Se nota que el otoño se está acercando a pasos agigantados y, aunque no hace frío, el ambiente es fresquito lo que aconseja dejar arrinconado el bermudas y las camisetas que sólo son para el verano.

A unos pasos de donde estoy, un par de musulmanes están discutiendo, no sé que cosas, con voces desaforadas. No llegaron a las manos porque cerca de ellos una pareja de mossos d’esquadra estaban vigilando.

Traspolando esta simple discusión entre dos seres humanos a la barriada del Príncipe Alfonso, veo que nuestras autoridades siguen haciendo la vista gorda sobre la verdadera situación de la misma.

Veo que es una constante matemática las declaraciones de nuestro Consejero de Gobernación en las que quita hierro al asunto, destaca “un grupúsculo de violentos que no representan al barrio”, en un esfuerzo por crear cortinas de humo ante la propia Ciudad.

En realidad ignoro para qué tienen la UIR si no la utilizan en otra cosa que en agregarle una “h” o para que sus miembros luzcan palmito por el centro de la Ciudad con sus uniformes y armas.

No entiendo cómo lo hacen para dar pábulo a polémicas verbales entre cuerpos de seguridad en vez de buscar soluciones a la creciente violencia que, empezando por ese barrio sucursal de Marruecos, acabará por extenderse a toda la ciudad.

Sería conveniente que, las autoridades responsables de los distintos cuerpos de seguridad en la ciudad, dejaran de discutir incongruencias y dedicaran menos tiempo al cara a la galería y se preocuparan más por buscar soluciones efectivas a los previsibles brotes de violencia creciente. El miedo no hará más que envalentonar a ese “grupúsculo de violentos que no representan al barrio”. La misma prevención que se aplica a los etarras y sus derivados debería utilizarse aquí, en la ciudad, en relación con el mencionado “grupúsculo de violentos que no representan al barrio”.

Puede que no representen al barrio pero sí viven y/o residen en él. En palabras de un político lo de representación sólo puede ser avalada por los votos, ahí de acuerdo, pero creo yo que ese “grupúsculo” no ha mencionado siquiera que actúen en representación del barrio por lo que las palabras del político están de más y acrecienta el razonamiento de mi opinión acerca de la constante mencionada arriba.

Por si fuera poco, no basta opinar de la situación REAL en la ciudad para convencer a las autoridades. Sin ir más lejos, en Melilla, ya tenemos un botón de muestra de lo que nos espera en un futuro cercano merced a nuestra democracia: la CPM se niega a participar en la conmemoración del Día de la ciudad hermana porque lo consideran un acto de sangre. Vengativa posición de quienes, por cierto, difícilmente pueden probar que tenían antepasados, hace más de quinientos años, cuando Pedro de Estopiñán encomendado por el III Duque de Medina Sidonia, Juan Antonio de Guzmán, conquistó la ciudad para los Reyes Católicos. Ello confirma mis anteriores opiniones acerca de la existencia de partidos políticos estrictamente formado por musulmanes. Sus fines, auténticos fines, son otros que los de participar en la política española. Se aprovechan de esa política.

En vez de alardear tanto de la españolidad de las ciudades norteafricanas… ¿por qué no buscan soluciones a lo previsiblemente problemático?

En otro orden de cosas, ayer por la mañana, me acerqué a la sede de mi empresa para gestionar algunos asuntos y cerca de allí se estaba arremolinando un numeroso grupo de gente. La noche anterior han asesinado a una mujer y herido gravemente al hijo de 12 años que intentó evitar el ataque. Resulta que el padre del chico apuñaló a su ex mujer.

Mientras otro hijo acababa con la vida de su padre, ya en el barrio del Guinardó, al arrebatarle el cuchillo con el que pretendía agredir a la madre y clavándoselo en el centro del corazón.

Violencia doméstica, suma y sigue. Sin comentarios.
 

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