Hoy, qué carajo, me dar por hablar
de la pitanza. Mientras por las cumbres silba el viento de
las castañas y los nogales van dejando caer su fruto, la
otoñada que se acerca parece buen momento para degustar
algunos productos silvestres debidamente aderezados.
Ensaladas de hierbas (diente de león), mermeladas con frutos
del bosque (arándonos o moras) y la recogida de miel en
colmenas son lugares comunes, pero yo hoy voy a escribirles
de un sabroso, nutritivo y sencillo plato que acabo de
preparar para cenar, en el fogón de leña, antes de enfilar
esta noche para el norte africano.
No desdeñen a las humildes ortigas, acuérdense del sabio del
poema: “¿Habrá otro, se decía, más pobre y triste que yo?. Y
cuando el rostro volvió halló la respuesta viendo, a otro
sabio recogiendo, las hierbas que él arrojó”. La “Urtica
dioica” (ortiga común para entendernos) es un conocido
vegetal que, por sus propiedades nutritivas, ha sido
utilizado tradicionalmente con fines alimenticios desde los
albores de los tiempos. Bien, por partes: 1. Recojan con
guantes hojas jóvenes y no muy grandes, despojándolas de sus
tallos y lavándolas bien, poniéndolas posteriormente a
hervir durante 15 minutos, proceso en el que pierden su
poder urticante; luego se escurre el agua, añadiéndoles un
trozo de mantequilla, cebolla picada muy fina y un tomate
natural muy deshecho, volviendo a cocer todo a fuego lento
durante otros 15 minutos y removiendo continuamente, para
después pasarlo por un triturador o pasapuré, para que quede
bien fino. 2. Por otro lado mezclen la misma cantidad de
harina con mantequilla derretida, añadiéndole un poco de sal
y un pellizco de pimienta negra o nuez moscada, añadiendo
todo a la sartén hasta que forme una mezcla homogénea,
apartándola entonces del fuego y añadiéndole ½ litro de
leche previamente calentada, removiéndolo todo hasta
conseguir una mezcla agradable a la vista, momento en el que
se le da un hervor y se cuece durante 15 minutos (no se
olviden de remover) con el fuego bajo. 3. Transcurrido este
tiempo se le añade el puré de ortigas, mezclando bien. 4.
Opcionalmente, pueden echarse unos curruscos (pequeños
trozos de pan, fritos en aceite de oliva) antes de servir.
¡Y que aproveche!.
Y por Ceuta, ¿qué tal…?. Ya me dirán. Ha sido llamativo el
encuentro de ayer entre Abdesselam Hamadi y Mustafá
Abdelkader con un preboste local. Según parece, ambos
conocidos -y respetados- líderes de la comunidad islámica
local no fueron convencidos en el despacho oficial, ni con
la política del palo ni la de la zanahoria, para que se
sumaran a cierto acto a protagonizar por un conocido
extremista de Ceuta, avalándolo; gordillo error, suma y
sigue. También me consta la presencia en Ceuta de varios
periodistas marroquíes, que han marchado muy contentos con
la foto…; sí hombre, la foto del radical conde de Mollina y
duque de Kandahar dándole la mano al citado preboste local;
¡otro gordillo error!. Me huelo ya los titulares de la
prensa marroquí y árabe, algo así como: “Captador de
yihadistas y financiador del terrorismo islamista, dando la
mano a …”, ¿ya saben quién, verdad?. Y Ceuta, esta hermosa
ciudad, ¡otra vez a los pies de los caballos!; y la buena
imagen de su Presidente, arrastrada otra vez por una penosa
gestión ajena a su voluntad y talante. ¡Error, qué gordillo
error!.
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