La creación de nuevas empresas
supone un riesgo que muy pocos emprendedores están
dispuestos a correr. El mundo empresarial se achica y la
lista de parados se acrecienta como nunca. Los impagados
ahogan la capitalización de los empresarios. Las sociedades
no pueden seguir endeudándose. Las riadas de morosos hacen
un mar, que si no se para se convertirá en un océano. El
objetivo económico es lo que mueve hoy a la inmensa mayoría
de las empresas. A veces se olvidan que los obreros
constituyen su patrimonio más valioso, tomando decisiones de
reajuste, suspensión o cierre, sin tener en cuenta a las
personas. Si en la actividad económica y financiera la
búsqueda de un justo beneficio es aceptable, el recurso a la
usura está moralmente condenado. Quizás convenga
recordárselo a esos empresarios que en tiempo de bonanzas se
pusieron las botas a cuenta de los productores. Desde luego,
el papel del empresario es generar beneficios, sin obviar la
responsabilidad con sus obreros.
El Estado también debe realizar una política laboral justa e
incentivar a que el mundo empresarial crezca. El sector que
había experimentado un crecimiento mayor ha sido la
construcción, mientras que los servicios e industrias habían
crecido a un ritmo menor. El gobierno y los diversos
gobiernos autonómicos tendrán que inyectar nuevos estímulos
formativos y creativos, sobre todo para ampliar el sector
empresarial a otros horizontes. Es necesario crear un
entorno propicio para la creación de nuevas empresas y para
que, las existentes no echen el cerrojo con la primera
crisis, se consoliden y crezcan. Hay empresas que abren hoy
y mañana cierran. Esto tampoco es bueno. El análisis de la
demografía empresarial señala que son las empresas más
pequeñas las que tienen más dificultades para sobrevivir
ante cualquier imprevisto. Está visto, pues, que el tamaño
de las sociedades empresariales puede ser un factor clave en
el desarrollo de la actividad empresarial, con vistas a
poder capitalizar esfuerzos con políticas de inversión,
internacionalización, innovación o capital humano.
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