Ayer fue día de tertulia en un
centro cultural de la ciudad, que recibe el nombre de Casino
pero donde no se juega ni apuesta dinero, salvo casos muy
concretos y en plan familiar, con participación de bastante
gente que hizo casi imposible seguir un tema hasta su final.
Mientras fuera el sol declinaba en una tarde-noche algo
fresquita, dentro del Casino la atmósfera estaba impregnada
de humos, del tabaco y de la cocina, por culpa del mal
funcionamiento de los extractores, agobiados después de
tantísimos años funcionando. Como dato: el Casino fue
inaugurado en 1813.
Entre los muchos temas que se trataron destacaron dos en
concreto: la violencia y los inmigrantes. Llegándose al
punto de vincular estos con aquella.
Se supone que el país tiene cuarenta y tres millones de
habitantes, más o menos, de los cuales tres millones son
inmigrantes que representa el 6,98% del total. Dato a tener
en cuenta en caso e comparaciones.
Pues bien, hasta ahora han muerto 42 mujeres, nos ceñimos en
este caso a la violencia doméstica para no tener que abarcar
todos y cada uno de los delitos cometidos en todo el
territorio español, lo que representa 42 agresores de los
que 23 son españoles y 19 inmigrantes.
Las matemáticas corresponden a una ciencia exacta, salvo
errores, y no suelen engañar normalmente, por lo que
haciendo uso de esa ciencia vemos que el porcentaje de
inmigrantes delincuentes en relación al de los españoles es
excesivo.
Si el porcentaje de españoles que entran en la espiral de la
violencia con punto final, dentro del conjunto
correspondiente a los 42 agresores, es del 54,76%, el de los
inmigrantes es el 45,24%, por lo que comparados con el
número de habitantes del país los inmigrantes resultan una
crítica y excesiva representación de criminales respecto a
los españoles si tenemos en cuenta que estos representan el
93,02% del total de la población frente al 6,98% de
inmigrantes.
La diferencia está bastante clara, sin contar los muchos
atentados contra el derecho de la mujer como, por ejemplo,
la ablación de clítoris que se sigue practicando a pesar de
la vigilancia a que son sometidos, la creciente
prostitución, etc. y ello redunda en una de las
preocupaciones más fuertes de la sociedad española.
Está claro que no podemos debatir sobre la solución perfecta
de toda la crisis de violencia doméstica por cuanto siempre
hay y habrá mentes tan cerradas y/o deterioradas que se
ciegan fácilmente por los celos, la rabia o el odio. Pero sí
podemos solucionar las tendencias de los inmigrantes a
imponer sus leyes y costumbres en nuestro país. El lema que
usa el Ministerio de Igualdad en la actual campaña
antiviolencia debe ser incrementado con otro en el que
destaque “Cuando cometas un delito, por pequeño que sea,
expulsión inmediata y prohibición total de volver al país”
destinado a los delincuentes inmigrantes en concreto.
Dado que los inmigrantes no acatan, comprobado efectivamente
y en su mayoría absoluta, las leyes españolas solo existe
una salida: la del lema que propongo.
Algunos contertulios defienden a los inmigrantes de manera
genérica pero… los hechos y los números están ahí por lo que
resulta una papeleta fácil de discernir.
En otro orden de delitos, uno de los problemas económicos,
que casi nadie conoce, es el de los inmigrantes morosos que
salen definitiva y voluntariamente del país… contra estos
los bancos no pueden hacer nada y lo pagan, con creces en
forma de intereses de más del 26%, los españoles morosos
cuando son embargados. La impotencia de estos últimos,
cuando las fauces bancarias se cierran sobre ellos, es
total.
En fin, si trasladamos todo el índice criminal al conjunto
de delitos cometidos en el país… de seguro que tendremos
mucho que pensar. A tener en cuenta que al escribir de
inmigrantes, también me refiero a los europeos comunitarios
o no
Regresando a casa observo a prostitutas en plena plaza
céntrica y con el culo al aire… no son catalanas y por ende
tampoco españolas.
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