No debe coger a nadie en Ceuta por
sorpresa el hecho de conocer que las estadísticas indican,
de un modo contrario, a la evolución media del resto del
país, que en nuestra ciudad el índice de natalidad es alto,
o así lo ha venido siendo en los últimos cinco años. Bien es
cierto que la tendencia y las previsiones al respecto es la
de la reducción paulatina de éste indicador para los meses
venideros, pero la evidencia de que el amplio número de
nacimientos, años atrás, iban a traer como consecuencia que
esos bebés de entonces se convertirían en escolares de
educación infantil y de Primaria hoy, hubiera sido un
ejercicio de adivinación fácil cuya gestión previsora habría
evitado las agrias denuncias de los sindicatos.
Afirman que, nada menos que seis de cada diez aulas se
encuentran masificadas y es un hecho claro que la ratio
supera el límite del 25% en la mayoría de los centros
públicos. Es cierto que, como media general, el porcentaje
se eleva, a veces con décimas, a veces con más de un punto
porcentual, por encima del límite que registra la ley.
Pero también es cierto el dato de que más del 80% de las
unidades (aulas) para escolares de cinco años cuenta con más
de 25 alumnos por clase, lo que es un indicador de que el
profesorado soportará esos límites de la tan regulada y
cuidada buena praxis de atender con rigor y calidad al
alumnado (de ahí la cuestión de contar con una ratio
adecuada). Un problema que se añadirá, en este curso, como
en los anteriores, a la permanente fatiga del profesional, a
la baja consecuente, lo que acarreará contrataciones
interinas para atender a un alumnado en el que, en un
amplísimo porcentaje (cada vez más) de escolares, se cuenta
con serias dificultades de conocimiento de la lengua
vehicular en este país llamado España.
Son las consecuencias de esa alta tasa de natalidad de
Ceuta, cuyas estadísticas evidenciaban hace al menos cinco
años que en la ciudad se necesitaba contar con algún que
otro centro de Primaria. El dato de que hace más de 20 años
que no se construye uno es, además de clarificador, un
indicador básico para saber que esto se veía venir.
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