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OPINIÓN - MARTES, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Recursos Humanos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

De Javier Diez Nieto, viceconsejero de Recursos Humanos, he escrito que le he tratado poco aunque hace la tira de años que sé de él. Lo mismo que sé de otras personas. Pero de las que nunca se me presentará la oportunidad de hacerles una columna porque no tienen el valor de participar en la política activa y encima aceptar el cargo que nuestro hombre ha aceptado.

Lo poco que he tratado yo a Díez Nieto me ha servido para comprobar que es un tipo agradable y con alegría suficiente para conversar de cualquier asunto sin que tenga que poner la cara de apretado que ponen muchos otros cuando se sientan a negociar.

También he percibido que el viceconsejero no necesita hacer gala de su bien provisto bagaje cultural. Puesto que en cuanto abre la boca ello flota en el ambiente. Y mucho menos me atrevería yo, conociendo algo su historial, a poner en duda la transparencia de su conducta y ni tan siquiera que haya pecado de cándido últimamente.

Lo que sí debe de estar notando, vean que uso el sentido de la duda, es el trabajo indecible que cuesta cambiar las costumbres que acaban convirtiéndose en leyes en cualquier consejería o viceconsejería, porque así lo aceptaron los anteriores titulares de esas dependencias. Si bien, todo hay que decirlo, bajo el consentimiento de quienes pueden y están obligados a cortar de raíz el compadreo existente entre las partes encargadas de decidir la concesión de empleos.

Habrá, por supuesto, quien pueda salirme al paso argumentado que si Díez Nieto está en posesión de esas virtudes reseñadas, cómo es posible que lo hubieran sorprendido con la filtración de los exámenes para policías locales. Tal vez porque Díez Nieto creyó que su llegada a Recursos Humanos serviría para impedir que se siguieran cometiendo esas irregularidades. Sin pararse a pensar que semejante tejemaneje estaba ya muy enraizado en esa viceconsejería. Y pecó de exceso de confianza.

Algo que él, por ser buen sabueso, sabe que es mortal de necesidad. Ya que la actitud del hombre es la de estar siempre alerta. Máxime cuando en asuntos de empleo la gente cree firmemente que los cargos políticos y los sindicalistas no se cortan un pelo a la hora de hacer uso y abuso del nepotismo. No se me enfaden las excepciones.

Resumiendo: me consta que el trabajo que viene haciendo el viceconsejero es excelente. Y que está dispuesto a poner orden y claridad en una viceconsejería que nunca ha dejado de ser murmurada por turbia y enredosa.

Incluso podría adelantar que Díez Nieto es tan válido como para que se piense en él como la persona más capacitada para poner orden en la consejería de Gobernación. Pero él se niega a afrontar el reto si ello es a cambio de tener que dejar Recursos Humanos. Dado que su deseo, al cual está dedicado en cuerpo y alma, es dejar huella a su paso por una viceconsejería que estaba pidiendo a gritos luz, mucha luz... Y el actual viceconsejero ha decidido convertirse en hombre linterna.

Ojalá que tanto empeño le valga al viceconsejero, Díez Nieto, para salir ileso de una tarea compleja y nunca agradecida. Y para ello necesita, amén de usar sus conocimientos, no arrugarse lo más mínimo.
 

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