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El Partido Popular de Andalucía ha
mostrado, lo que ya es una tradición en esta formación
política, su incondicional apoyo a Ceuta y a Melilla en un
sencillo acto que se ha celebrado en la malagueña Plaza de
la Constitución, y al que han asistido los Presidentes
autonómicos de Ceuta y de Melilla Juan Vivas y Juan José
Imbroda, además de ambos líderes regionales del PP en las
ciudades autónomas, Pedro Gordillo y Arturo Esteban.
No es nueva la escenificación de las intensas relaciones
fraternales del Partido Popular andaluz con Ceuta y Melilla.
De hecho, Javier Arenas uno de los estandartes de esta
formación es uno de los grandes adalides de las ciudades
autómas.
No obstante es absolutamente valorable, en positivo, el
acuerdo adoptado entre la Junta de Andalucía y la Ciudad en
el marco de la cooperación y solidaridad. Es cierto que el
PP andaluz va, incluso más allá, y pide un impulso aún más
notable de Andalucía hacia Ceuta y Melilla porque no es
posible, dijo Arenas, gastar más en cooperación exterior y
no contar con algo tan de Andalucía como lo son las dos
ciudades del otro lado del Estrecho.
Arenas demuestra una vez más esa predilección por las
ciudades autónomas. A él, todo hay que reconocerlo, se le
debe el cambio tanto de calidad como de cantidad con el que
ha contado Ceuta desde finales de los 90. Siendo Arenas
miembro del Ejecutivo Aznar se impulsaron inversiones
estatales, derivaciones europeas y el marco de las
iniciativas de cesión de impuestos especiales con la guinda
de la bonificación a las cuotas de la seguridad social.
Es un hecho que la evolución de Ceuta no sería la misma de
no haber contado con los mecanismos que le fueron otorgados
y desarrollados a lo largo de estos últimos doce años en los
que, aunque ahora los mantenga el PSOE desde la
Administración General del Estado, fueron puestos en marcha
con los dos gobiernos Aznar y, fundamentalmente, durante el
segundo de sus mandatos. Reconocer y conocer que no se está
sólo en el camino, dota de un plus de confianza a tener muy
en cuenta en el futuro.
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OPINIÓN / EDITORIAL
