Mi relación con la Legión viene de cuando hice los
campamentos de milicias universitarias, años 69/70... yo lo
hice en los campamentos del Robledo, en La Granja (Segovia).
Dio la casualidad de que el capitán de la compañía provenía
de la Legión, e incluso recuerdo el primer día que llegó al
campamento, venía con el uniforme de la Legión; no le dio
tiempo ni si quiera a ponerse el uniforme normal de
infantería. Este hombre tuvo la gran habilidad de
transmitirnos a aquella compañía de infantería, la 13
-Manuel Ladrón de Guevara recuerda con minuciosidad todos
los detalles de este momento, hace ya 38 años- todo el
espíritu de la Legión. Nos convertimos en aquel campamento
en una compañía de infantería, pero legionaria a la vez.
Cantábamos los himnos de la Legión, actuábamos con el
espíritu legionario que nos transmitía el capitán, éramos
los mejores del campamento, éramos los que hacíamos las
machadas más grandes... siempre a sabiendas de que el
legionario tenía que ser el mejor. Eso fue calando en los
dos años que hice de campamento; luego fui número uno de
aquella promoción y a través de nuestro capitán sentimos, yo
especialmente, ese cariño por la Legión que es la que desde
entonces siempre he tenido”. Tiempo después, Ladrón de
Guevara no se hizo militar, no tiene rango de oficial y ha
dedicado su vida a la familia y a su profesión, la
ingeniería industrial, trabajando para Dragados durante toda
su carrera.
Ladrón de Guevara se enamoró de la Legión de aquella manera;
su cariño a este cuerpo no procede de antecedentes
familiares, sino de esa magia que se ofrece en pequeñas
dosis y que permite, solo a algunos, encumbrar algo que
tiene sentido verdadero, en este caso, la Legión. “Desde
entonces he visto multitud de desfiles legionarios, tengo
todos los libros que se han publicado sobre la Legión y
siempre he seguido muy de cerca su evolución y actuaciones,
ya más recientemente, en misiones de paz”, comenta.
Ladrón de Guevara es madrileño, no siempre ha vivido en
España, puesto que su trabajo le ha enseñado otros países,
sobre todo latinoamericanos. Este futuro legionario de honor
se aficionó a venir a Ceuta en la época en que López Olmedo
fue comandante general. “Éramos buenos amigos, hemos ido
muchas veces a su casa y seguimos teniendo mucha relación,
participamos en el Foro de Madrid, los dos hemos sido
presidentes de este organismo. Hemos mantenido mucha
relación con el sacerdote de Ceuta Alejandro Sevilla, que
fue antiguo deán de la Catedral. Él fue quien me propuso
para ser legionario de honor”, explica. A Ceuta vendrá con
su mujer. “No ha sido posible traer a mis hijos porque
estaban todos los hoteles ocupados -a causa del XXI
Encuentro-”. Hace al menos cinco años que Ladrón de Guevara
no visita esta ciudad, y esta vez García Aldave se muostrará
en todo su esplendor. “Ceuta es a la Legión como la legión a
Ceuta; y García Aldave es su sitio”, termina.
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