Año 2003.
-Eco Alfa 0 JC con ECO Alfa 9 Charli.
-Hombre, buenos días -le dice-.
-Qué tal Roberto -contesta el primero.
-Juan Carlos te paso el 59 desde Ceuta, pásame tu matrícula.
-Qué tal, ¿cómo va el concurso? Te paso el 59 de Madrid, que
tengáis suerte.
Si Juan Carlos no fuera el Rey de España y Roberto no fuera
una de las personas que integra la Asociación de
Radioaficionados de Ceuta esta conversación no tendría
sentido. “En el mundo del radioaficionado no se puede hablar
de política, está prohibido, por eso no tratamos al Rey de
Vuestra Excelencia”, comenta José A. Méndez, presidente de
la Unión de Radioaficionados de Ceuta (URCE). Arafat o
Hussein de Jordania son otras de las autoridades que se han
dejado escuchar a través de las ondas.
“La llegada de internet y los chats no ha hecho sino
demostrar quién era de verdad radioaficionado”, comenta otro
de los integrantes de la URCE, uno de los que mejor
instalación posee en toda Europa para alcanzar una buena
señal. El mundo de la radioafición sobrepasa la superficie
de la Tierra y necesita de capas más altas para conseguir
sus objetivos. Cuando llegan a casa no buscan internet, sino
que investigan para descubrir el momento en el que la onda
permite una mejor conexión con Sudamérica o el Pacífico. “En
Ceuta somos de los mejores radioaficionados que hay”, llevan
ganado tres años consecutivos la Copa de Su Majestad el Rey.
Por su parte, hace 28 años la URCE instauró un concurso
destinado a ciudadanos de la Península Ibérica y España y
este año celebró su 22 edición: ‘Ceuta cuna de la Legión’.
Se mantienen a la espera de conocer los resultados y
entregar la estatuilla del legionario al ganador.
En este mundo, cada persona tiene su matrícula y debe poseer
una licencia para participar a través de las ondas
legalmente. Lo más valorado para este colectivo es alcanzar
conexiones con los países o islas más inéditas, incluso
inhabitadas, o donde la práctica de la radioafición está
prohibida. Hay que estar atentos, entonces, a que algún
grupo de expedicionarios acceda a estos territorios y que se
abra para dar conexión al resto de los mortales
radioaficionados, que persiguen un tesoro codiciado. Cuando
esto se produce, la cola de personas que intenta contactar
con la expedición es inmensa y el que posee la instalación
más enorme y potente tiene más opciones de conseguir una
comunicación que vale su peso en prestigio. Estas conexiones
son validadas mediante las QSL, especies de tarjetas
postales que se envían uno y otro corresponsal o receptores
y que dan fe de la comunicación establecida. La plaza de
Ceuta también está considerada de gran valor, porque son
pocos y porque pertenecen al continente africano y a la vez
tienen matrícula española.
“Es imprescindible conocer el inglés para establecer la
comunicación y algunos somos políglotas, sabemos algo de
muchos idiomas”, dice uno de los socios de la URCE. Aunque
no se establezcan comunicaciones, cualquiera puede escuchar
una conversación. “Una vez estábamos en el Hacho y no
contestaba nadie. Entonces le dije a mi compañero, ‘espera,
ya verás’. Empecé a decirle ‘ten cuidado con las jirafas y
los monos’, etc y tuvimos a continuación 40 comunicaciones
en solamente 5 minutos”, comenta uno de ellos. Además de
esto, son expertos en geografía: países y capitales.
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