Iba hoy a escribirles del rezo
colectivo, en Ramadán, de nuestros conciudadanos musulmanes,
así como de la justa y acertada decisión del Presidente
Vivas retirando la confianza y el protagonismo a un notorio
extremista (¡ah jai, chof!, ¿tienes algo que replicar?) que
ya ha chupado bastante del bote y liado la madeja, confiando
para la organización del evento en musulmanes más serios y
moderados, que en Ceuta son mayoría. Claro que el siniestro
personaje aludido no para de intrigar a fin de volver a las
andadas. El Presidente Vivas ha estado oportuno y rápido de
reflejos, esperemos que a última hora -en su ausencia- el
asunto no de marcha atrás y alguien, con poder político en
la plaza, vuelva a confiar en ese majadero que hace un año
intentó chantajear a la Ciudad Autónoma, rompiendo incluso
en su cabreo y a patadas la puerta del despacho de la
Autoridad Portuaria. No miento ni una mijita, ¡ah jai, chof!,
¿no es verdad acaso?. Con estos antecedentes y otros de
juzgado de guardia confío en que alguien no cometa estos
días un error no ya gordo, pero si al menos gordillo,
sacando de la letrina en la que se mueve a ese sucio
personajillo. Digo.
Pero yo quería hoy llamar su atención sobre el imám marroquí
(dicen que también es jeque, será “De la vergüenza”) Mohamed
Ben Abderrahmán Al Maghraoui, quien ha tenido la osadía de
emitir una “fatwa” o edicto islámico legalizando el
matrimonio religioso entre un hombre adulto y una pequeña,
puesto que “una niña de 9 años da con frecuencia mejor
resultado en la cama que una joven de 20”. ¿Cómo lo sabe el
cabrón?. Pues muy fácil, deduzco que de forma empírica,
experimentando: “Nos han contado y hemos constatado (sic)
que las niñas de esa edad dan mejores prestaciones que las
mujeres adultas, en consecuencia, están capacitadas para
contraer matrimonio con los jóvenes de 20 años”. Muchos de
ustedes sabrán también que los musulmanes devotos suelen
recomendar seguir el ejemplo de la vida del Profeta, el
Mensajero de Allah/Dios; claro que la biografía de Mahoma
hay que interpretarla correctamente, adaptándola a los
tiempos actuales y no como el presunto pederasta del que les
escribo, el cabronazo de Al Maghraoui, quien en apoyo de su
desquiciada “fatwa” (traducida a veces en castellano como
“fatua” o “fetua”) pone como ejemplo al Profeta. Reproduzco:
“”Aisha tenía solo 6 años cuando se convirtió en su
prometida, aunque no se casó con ella hasta que cumplió los
9”. Palabra del Corán, o sea palabra de Dios, según parece.
Ante la incomprensible pasividad de las autoridades del
vecino país (¿estarán de vacaciones?), pues esta “fatwa”
vulnera el Código de la Mudawana (o de la Familia) en vigor
desde 2005, según el cual las mujeres son libres (ya no es
necesario el permiso paterno) para contraer matrimonio desde
los 18 años de edad, la sociedad civil marroquí e incluso
conocidos imames islamistas empiezan a reaccionar con dureza
y asco: así, el abogado rabatí Mourad Bakouri ha denunciado
al tal Al Maghraoui por “vulneración del Código de la
Familia y conculcación de los derechos de la infancia”,
mientras que el antiguo imám y actual parlamentario
islamista, Abdelbari Zemzi, no ha dudado con buen criterio
en calificar la “fatwa” de su colega de “aberrante” (sic).
La MAP, por cierto, no abre el pico de momento. A ver por
donde sale la fiscalía del Reino.
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