El Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Ceuta y la Administración General del Estado han venido
comportándose con una extrema responsabilidad en lo que a
competencias tan singulares y vitales para la calidad de
vida y el Estado de Bienestar de los ceutíes se refiere como
son Educación y Sanidad. En ese sentido, aunque su asunción
financiada siempre es también una puerta para repartir
cargos de responsabilidad, sueldos y trabajos, el Ejecutivo
que preside Juan Vivas siempre ha dejado claro que en
asuntos como los dos citados lo importante, más que quien
tiene el bastón de mando en la mano, es que lo que se trae
entre ellas se gestione de la mejor manera posible. En uno y
otro campos la ciudad arrastra un notable retraso con
respecto a otras partes del país. En el ámbito educativo,
por ejemplo, no se debe a la carencia de recursos. El propio
director provincial del Ministerio de Educación, que acaba
de salir de un instituto, es consciente de que los fondos
que pueden movilizarse en Ceuta por centro tienen poco que
ver con los disponibles en casi cualquier otra parte del
país. Sin embargo, los resultados de los alumnos son los
peores del Estado. En el ámbito sanitario las carencias de
la ciudad también son objetivamente notables, aunque los
esfuerzos inversores que durante los últimos años viene
ejecutando el Ministerio de Sanidad para paliarlos son
dignos de encomio. Ahora el Instituto de Gestión Sanitaria (INGESA)
anuncia la pronta llegada al territorio de sus competencias
de la receta digital, un instrumento útil y necesario que
hace ya seis años dio sus primeros pasos en Andalucía o
Cataluña. Es fundamental que, dados los condicionamientos de
Ceuta que repite asiduamente cualquier portavoz
gubernamental de la Ciudad, el Estado siga siendo
responsable último de estas áreas, pero también que sus
responsables se apoyen en aquellos que por cercanía y
experiencia conocen bien los problemas y las soluciones
pendientes para estos servicios en la ciudad. Juntos sumarán
más.
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