Hacía tiempo que no habíamos oído
decir que un individuo cualquiera, de la edad o la clase
social que sea, hubiera recibido un serio correctivo por
utilizar un cheque falso.
Veo en nuestro diario del pasado miércoles, que un individuo
ha sido condenado a 1 año y 3 meses de prisión, precisamente
por haber utilizado un cheque que no debiera utilizar. Bueno
es que estas cosas salgan a la luz pública, en unos momentos
en los que “el todo vale” parece que también se daba en
estos asuntos.
La cosa no viene de hace dos días, sino de hace 19 meses,
esto es, los hechos sucedieron en el mes de febrero del
2007, cuando el acusado, y condenado, retiró un cheque de
una entidad bancaria de nuestra ciudad. Eso no creaba,
inicialmente, ningún tipo de sospecha. Sin embargo volvió a
intentar la misma jugada y es entonces cuando el banco
detecta que se trata de un cheque falso.
Hay una demandante que puso su denuncia, cuando, según
parece, le habían robado su bolso, en el que incluso iba la
chequera. Con esto el campo estaba abierto a...,
afortunadamente poco más, a pesar de que el acusado, y ahora
condenado, tiró de chequera, como si fuera de su propia
cuenta corriente. No llegó mucho más lejos.
La justicia, aunque lenta, ha sentenciado y la condena es
por falsedad documental, además de estafa continuada, con lo
que tendrá que cumplir 1 año de prisión además de otros 3
meses y además una multa de 6 meses, más 22 días con una
aportación diaria de 2 euros.
No sabemos, yo al menos no lo sé, la cantidad que pudo
estafar, y menos sabemos hasta donde hubiera podido llegar
de no haberse detectado la falsedad del cheque, uno de los
dos con los que se había hecho, sin que se haya aclarado,
hasta ahora, como se hizo con ellos, puesto que no está
claro que fuera él el que robó el bolso de la denunciante.
Los hechos parecen claros, y hay algo que nos agrada poder
relatar y es que el propio acusado ha reconocido su
culpabilidad. Hasta ahí, perfecto, pero como siempre hay una
defensa que intenta sacar lo más provechoso para su
defendido, nos encontramos con un atenuante, en el sentido
de que “ es drogodependiente”.
El juez sabe mejor que nosotros lo que hay en materia
jurídica pero que se lleven a cabo estratagemas, por parte
de las defensas, de este tipo nos producen incredulidad y
apatía a la hora de creer ciertas cosas.
No sé, repito, si es poco o es mucho, seguramente será lo
justo con lo que se le ha condenado, y puestos a ver si eso
es poco o mucho, habrá quien lo considere muchísimo, tras
conocer la sanción impuesta al juez que dejó en libertad al
que daría muerte luego a la niña Mari Luz, de Huelva. Porque
aquí, por la negligencia, dejación, o lo que fuera, se
cometió algo que no tiene solución, la muerte de una niña.
El juez no debió actuar muy correctamente, cuando las altas
esferas de la justicia le han sancionado, pero claro, que
por eso se le haya puesto una sanción de 1.500 € es, cuando
menos, ver una actuación poco creíble, porque esa misma
sanción, por ejemplo, se la impuso la Guardia Civil de
Tráfico, a un conductor que se había olvidado cambiar el
disco del tacógrafo, había circulado así durante tres horas,
sin haber cometido ninguna otra irregularidad. Si toda
comparación es odiosa, esta podría ser impertinente, pero la
sanción fue la misma, 1500€.
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