Fernando Lobo, músico gaditano que reconoce que no sabe en
que corriente de la canción de autor encuadrarse, actúa esta
noche (23.30 horas, entrada libre) en la Sala Café Club,
donde abogará con su música por “una revolución
sentimental”, lejos de los mensajes bruscos de muchos de sus
coetáneos. “Los cantautores sociales tienden a ser poco
sutiles, panfletarios”, opina y recuerda la cita de un
filósofo de que ‘el arte revolucionario, para ser
revolucionario, tiene que ser arte’. “Si el mensaje es muy
brusco no sirve para nada, porque sólo llegaras a la gente
que ya está convencida de antemano”, argumenta.
Fernando Lobo, cantautor de Cádiz con una voz personal y
cálida que recoge en su obra influencias poéticas y
musicales que abarcan desde la canción de autor más
tradicional a reminiscencias de rock acústico y músicas del
mundo, recala esta noche –acompañado por el guitarrista
barbateño Abraham Sevilla– en Ceuta, algo que “para mí es
una alegría especial”, ya que sus padres son ceutíes “y yo
he vivido muy buenos momentos en esta ciudad”.
Además, será la primera vez que tenga la ocasión de mostrar
su arte a sus raíces, para lo cual expondrá canciones de su
primer disco Venga, trabajo autoeditado que es el siguiente
paso a una serie de maquetas con las que se movió en el
underground andaluz de la canción de autor. Asimismo, habrá
algunas versiones que no quiere desvelar. Sólo le
conseguimos sacar que “haremos algo de Triana, el resto de
versiones son una sorpresa”.
Lobo buscará “conectar con la gente” esta noche en la Sala,
algo que dice que es siempre su objetivo cuando pisa las
tablas de un escenario.
Respecto al disco que presentará esta noche, Venga, es un
trabajo autoeditado. “Quería hacerlo a mi aire, hacer algo
personal, controlando todo el proceso creativo”, explica,
“es más satisfactorio aunque más trabajoso”, añade.
Entrando a analizar un fenómeno tan complejo como la canción
de autor, el gaditano manifiesta que el eterno debate entre
cantautores modernos y antiguos es bastante manido, ya que
“¿hasta qué punto se puede considerar que Quique González es
moderno cuando sus referencias son clásicas, Bod Dylan y
Neil Young, por ejemplo?”.
Por ello, tal vez, dice que “no sabría encuadrarme”, si bien
reconoce que “en algunas cosas soy clásico, porque valoro
muchísimo el legado de los músicos anteriores”. Así,
recuerda que “la palabra original viene de origen” y que
“algunas creen que acaban de descubrir el Mar Mediterráneo”.
Quizás una forma de definirle como artista sería ver sus
influencias: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Hilario
Camacho y Luis Pastor, así como la tradición anglosajona
–”aunque no se refleja mucho en mi música”– de los Beatles,
Rolling Stones y el folk-rock en la onda de Crosby, Stills,
Nash & Young, sin olvidar el blues u otras músicas del mundo
como la cubana.
Pero si existe un verdadero debate es el tópico que asocia
al cantautor con un mensaje social o político. Para Lobo,
“es necesario que una persona tenga conciencia social,
porque vivimos en un mundo del que hay que ser conscientes
de sus problemas y defectos, pero yo no soy de los que da
lecciones desde un escenario, porque no me considero nadie
para hacerlo”.
“Prefiero dar sensaciones”, expresa el cantautor gaditano,
para quien “dar mensajes claramente políticos no conduce a
nada, porque no va a llegar más que a la gente que ya está
convencida de antemano”.
Por ello, aboga por “una revolución sentimental” más sutil,
si bien recuerda que “a los cantautores hay que juzgarlos en
su tiempo” y pone el ejemplo de Víctor Jara, quien “tuvo que
tomar partido por la situación que vivía”, concluye Fernando
Lobo.
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