Es una de las palabras más brutales, pero imprescindible
para referirnos a comportamientos y actitudes inexcusables
que siguen perpetuándose, incluso atravesando fronteras: se
exporta y se importa.
Etimológicamente quiere decir tratar mal, golpear e
insultar. También se le conoce por otros nombres, en la
actualidad se usan mucho las expresiones “violencia de
género” o “violencia machista”. En tiempos, cuando la sangre
llegaba al río, en lugar de “asesinato” u “homicidio” la
crónica negra de nuestro país prefería “crimen pasional”,
muchos de aquellos por cierto quedaban impunes.
No siempre es así pero ocasionalmente ha sucedido que ante
el maltrato una mujer puede buscar amparo en la justicia sin
encontrar más que un portazo, una bofetada, otra afrenta.
Estas mujeres, las víctimas de un maltratador, no se
enfrentan a parejas machistas sino a verdugos vocacionales.
Existen mujeres que en el colmo de la soledad de una vida
marcada por la incomprensión y el desarraigo y sacando
fuerzas de flaqueza toman la determinación de comprar una
dosis de cianuro; resulta una medida drástica y equivocada,
ya que inciden en un delito violento con la intención de
terminar con el problema que las asedia. Paradójicamente
sobre ellas sí suele caer el peso de la justicia y pagan su
crimen con creces, aun quizás con la satisfacción del
trabajo bien hecho. Por supuesto que esa no es solución
alguna, sin embargo ¿cómo expresarles a ellas que cuentan
con el favor de la gente de bien?
En efecto el dinero también sirve para acceder a la libertad
y la mayoría de ellas carecen de él, por consiguiente los
tres poderes fácticos, ejecutivo, legislativo y judicial,
han de poner a su disposición todos los instrumentos con que
cuentan.
John Lennon les cantó: “la mujer es el ‘negro’ del mundo”.
Eso dijo y al parecer todo indica que llevaba razón. El
maltrato es el agravio supremo enarbolado en nombre de la
supuesta diferencia entre sexos; es la peor de las lacras
que tienen que soportar las mujeres. Nadie puede encontrarle
justificación, no valen la falta de autoestima, ni haber
sido víctima de abusos, ni estar atravesando una crisis
sentimental o económica graves.
Al que ejerce el maltrato se le conoce por “maltratador”, es
por descontado un cobarde y además un cabrón, un mierda
carente de hombría que ejerce la violencia contra personas
más débiles (en el plano físico) que él, contra una mujer
que antes le quería. Ahora ella teme no sólo por su
integridad sino por la de su familia; no es justo. A estos
les colocaba enfrente de aquella agente de aduanas
norteamericana que se gastaba tan mala baba, para que
repartiera bofetadas a diestro y siniestro y si te he visto
no me acuerdo; con seguridad estos energúmenos serían
incapaces de enfrentarse a semejante autoridad.
Como realidad acuciante y por desgracia, los malos tratos
saltan a la palestra de los medios de comunicación con
frecuencia. Los periodistas se hacen eco de los hechos, las
circunstancias que los rodean, recogen testimonios y
plantean el conjunto de este trabajo para que la sociedad
extraiga sus propias conclusiones.
Por diversas razones ha sido muy comentada la entrevista
concedida al programa La Noria de Tele 5 por la novia de
Antonio Puerta, que permanece en prisión por atacar al
profesor Jesús Neira, en estado crítico por intervenir en
una disputa de esta pareja. Rizando el rizo de la insensatez
esta mujer acudió al plató de la cadena privada, cobrando
por adelantado, para declarar que su pareja era una víctima
de la cocaína y que Neira no debió entrometerse. Algunas
personas firman contratos a sabiendas de que entrañan
errores. Hay hombres buenos que en un momento determinado se
la juegan y pagan por ello un precio demasiado elevado. Qué
vida más perra.
El teléfono de atención a las víctimas de maltrato es el
016.
|