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OPINIÓN - JUEVES, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 
OPINIÓN

Juan Vivas y el Partido Popular

Por Ramón Ros


Durante ya más de siete años, Juan Vivas ha estado dirigiendo el Gobierno de Ceuta, con el apoyo decidido de sus conciudadanos, de los diputados de la Asamblea adscritos al grupo del Partido Popular y, sin duda, a todo el Partido Popular de Ceuta y de España.

Aquel desconocido funcionario municipal, que aparece en las listas del Partido Popular en el mismo instante político que el GIL irrumpe con todas sus fuerzas en Ceuta, estaba llamado a convertirse en el líder de Ceuta, de una Ceuta que en aquellos momentos pasaba por serias dificultades de todo orden: económicas, políticas y sociales y que necesitaba dar un salto de calidad hacia la convergencia con el resto de regiones de España y de Europa, lo que urgía la creación de un equipo de personas, más allá de la demagogia del GIL y del agotamiento del equipo que hasta entonces había dirigido el Partido Popular ceutí.

Una moción de censura tan cuestionada como necesaria, colocó de nuevo al Partido Popular al frente de la Ciudad Autónoma y a Juan Vivas a la cabeza del nuevo proyecto y, el hasta entonces desconocido Vivas, se puso manos a la obra desde el primer día, espoleando como nadie a colaboradores y funcionarios y planteando todo tipo de novedosos proyectos dirigidos a reinventar los servicios públicos, como limpieza, abastecimiento de aguas o alumbrado público, por poner algunos ejemplos; a crear infraestructuras y nuevos espacios; a recuperar nuestro patrimonio histórico, cultural y natural; a revitalizar nuestras barriadas, utilizando para ello instrumentos novedosos que rentabilizaban extraordinariamente los escasos recursos existentes y, en definitiva, a sacar a Ceuta del estancamiento secular al que había estado sometida durante décadas.

Las claves de la gestión de Juan Vivas han sido claras: Trabajo, trabajo y trabajo. Ya decía el Expresidente Aznar, que sólo en el diccionario la palabra éxito aparece antes que la palabra trabajo y el éxito colectivo que la gestión de Vivas ha producido en Ceuta, es, ¡cómo no!, fruto de un colosal trabajo, que hay que seguir desarrollando para que no se trunquen las expectativas creadas en torno a una ciudad que ahora si se ve a si misma y también así lo ven los de fuera, con posibilidades de competir y de compartir el futuro de la nación y del espacio al que pertenece.

Otra de las grandes claves de estos últimos años, ha sido la estabilidad política, que han sabido cuidar en primer lugar los propios ciudadanos, renovando la confianza a quien ha trabajado para ellos con un alto porcentaje de acierto, sin que por ello se deban eludir las críticas y la exigencia de responsabilidad frente a algunos episodios, normalmente aislados, pero indeseables en cualquier caso. De todas maneras, la obra de Vivas, por humana, no puede estar exenta de imperfecciones.

Respecto de esta estabilidad, que ha servido a la causa del trabajo y a no tener que entretenerse más de lo debido en diatribas políticas de escasa practicidad, hay que sumar al ejemplar comportamiento democrático de los ciudadanos, el clima de unidad y tranquilidad reinante en el grupo del Partido Popular y en el partido en su conjunto, pudiendo destacarse la disciplina de todos sus miembros bajo la batuta de Juan Vivas y Pedro Gordillo, con independencia de los encargos, en forma de nombramientos o ceses, que haya podido formular en cada etapa.

No deja de haber voces, quizás sólo ecos (del pasado, más bien), que tratan por todos los medios de ver lo invisible y que como si se tratase de asuntos del corazón, pretenden interpretar encuentros, comidas, gestos, ausencias o comentarios, para dar credibilidad a sus sueños. Y es que hay quien sueña con la hecatombe del Partido Popular y el derrumbamiento de Vivas, pero ya decía Calderón: “sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza”.

Y es que Vivas, a pesar de algunos, dirige un equipo bien cohesionado y con los papeles muy bien distribuidos y ese trabajo en equipo, que ha dado como resultado la mejor gestión al frente de la institución local de toda la democracia, no debe ni mezclarse ni confundirse con las aficiones, amistades, afinidades o los gustos particulares de cada una de las personas que lo integran.

Ni los integrantes de un equipo de fútbol tienen por qué ser amigos, ni salir a comer o a cenar juntos, ni por qué gustarles las mismas películas o el mismo clima. Lo único que tienen que hacer, cuando se juntan para jugar al fútbol, es ser el mejor equipo, es decir, el que más goles mete y quien menos goles recibe y todo ello con deportividad y juego limpio y terminado el partido, cada uno con quien quiera y a lo que quiera. Y en esto, el Partido Popular funciona como ese gran equipo que hemos descrito, lo cual no desconocen los rivales, que hartos de recibir goleadas, intentan todos los días vanamente deteriorar la imagen del grupo base de comentarios folletinescos.

El prestigio y la autoridad de Vivas, no sólo están sólidos en su partido, sino que son reconocidos en toda España, siendo uno de los líderes autonómicos mejor considerados por su partido a nivel nacional, por los propios presidentes autonómicos con independencia de su color político (el afecto y el respeto de Chaves fue notorio hace unos días) y por el propio Gobierno de España, que sabe valorar la altura de miras del Presiente Vivas cuando las circunstancias lo requieren. Su imagen en el conjunto de España y, por ello, la de Ceuta, se ha valorizado muchos quilates en estos años de gestión y representación de los asuntos de nuestra ciudad.

Pero todo esto hay a quien no le importa y, es más, desearía que se terminase pronto, para así alimentar sus esperanzas de volver a saborear los laureles de la gloria, por eso muerden con sus comentarios todo lo que pueden. Valiente equipo
 

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