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Es una evidencia que los
compromisos están para cumplirlos. De este modo se asegura y
garantiza la confianza. Pero está máxima ha de ser
extremadamente escrupulosa en su cumplimiento cuando de
servidores públicos se trata, entendiendo como servidores
públicos aquellos que han llegado a los puestos de
responsabilidad respaldados por la sociedad a quienes se les
otorgó el mandato de gestionar tal y como se prometió en
periodo electoral.
En este sentido, será de peor gusto para los que piensen de
modo distinto, pero es un hecho que respecto a las promesas
de mejorar los equipamientos urbanos para adecuar el nivel
de servicio y calidad a los ciudadanos a los parámetros del
resto del país, este gobierno autónomo está pasando con nota
sus exámenes. Notable en el centro, bien en barriadas,
aunque eso sí, en estas zonas del exterior está previsto
infraestructuras y acometimiento de obras que mejorarán
sustancialmente la realidad actual. Es sólo cuestión de
tiempo, y el Gobierno Vivas ya ha impulsado su Plan de
Inversiones para capitalizar todo este empuje y avanzar
notoriamente en los próximos tres años, los que restan antes
de los próximos comicios locales.
El presidente se paseó por las obras de la nueva fase del
centro que finalizarán a su debida y planificada fecha.
También aquí se cumple. Como se cumplirá con los musulmanes
en su fin de fiesta del Ramadán. En la pasada edición, el
gobierno autónomo adquirió el compromiso de atender la
petición de las asociaciones religiosas y los musulmanes
contarán, por vez primera, con la celebración del rezo
colectivo o ‘Musal-la’ que se llevará a cabo en la explanada
de Loma Margarita frente al helipuerto militar, cumpliéndose
así uno de los preceptos establecidos de que el rezo o el ‘Eid’,
que ha de desarrollarse tras el Ramadán y en la fiesta del
Borrego, debe ser celebrado en un espacio alejado de la
ciudad.
El gobierno pondrá sus medios logísticos para dotar de
seguridad y control colaborando así en el multitudinario
acto religioso que se vaticina el 1 ó el 2 de octubre
próximo.
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OPINIÓN / EDITORIAL
