El mes de Ramadán ha traído consigo, como cada año, el
asentamiento de varias familias marroquíes en la calle
principal de la barriada San José, el segundo centro de la
ciudad. Los comerciantes se quejan de la competencia ilegal,
ya que los vendedores ambulantes carecen de permiso para
vender y de control sanitario; por este motivo,
precisamente, venden los mismos productos de la zona a un
menor precio. Los comerciantes exigen que se cumplan las
ordenanzas municipales.
Los comerciantes de San José vuelven a padecer los rigores
del Ramadán, pero no en sus carnes, sino en sus bolsillos.
El asentamiento de varias familias marroquíes está
colapsando la calle a partir de las 18.00 horas durante
estos días, momento en el que los vecinos de Ceuta compran
los productos de avituayamiento necesarios para combatir al
Ramadán.
Al menos tres puestos de este tipo se instalan en la parte
baja de la calle Hadú, centro neurálgico de la barriada y
segundo centro de la ciudad; otros tres o cuatro lo hacen en
la parte alta, cerca de la iglesia. La calle Hadú, repleta
de personas a diario se vuelve intransitable estos días, ya
que a la parcela apropiada por estos vendedores hay que
sumarle las colas que se producen en torno a ellos, con
muchas personas tanteando los productos.
Los comerciantes se quejan de que estos puestos les roban
clientes y denuncian que su venta es ilegal a todas luces,
ya que no existe sobre ellos ni control sanitario ni el
canon por apertura de local para venta al público, algo que
sí tienen que afrontar el resto de empresarios.
Las cafeterías, pastelerías y panaderías son las más
afectadas. La cafetería Dina, la pastelería Rabeh, la
Cibeles, la panadería San José y la pastelería recién
abierta en frente de la sucursal de Caja Madrid han
levantado la voz, ya que son sus productos los que más
competencia están sufriendo.
“Nosotros tenemos que contratar a varias personas para hacer
el trabajo, los inspectores de sanidad pasan por aquí y,
luego, cuando viene la época fuerte perdemos clientes por
culpa de la venta ambulante; los agentes deberían velar
porque se cumplieran las ordenanzas municipales”, denunció
uno de los comerciantes. Zumos, yogures y pasteles, se
encuentran en la calle sin ninguna protección sanitaria,
cuando deberían tenerla para su conservación.
No es hasta las 20.45 cuando se cierra el ‘chiringuito’.
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