Sobre las once de la mañana de ayer se inició, en la
Audiencia Provincial, un juicio con dos acusados por un
delito de blanqueo de capitales, íntimamente ligado con la
Operación Marina. La cita se prolongó hasta las tres y media
de la tarde, aproximadamente, quedando la sentencia aplazada
ante el gran volumen de pruebas y testimonios que se dieron
en la sala. Un caso procedente del Juzgado de Instrucción 4.
La Audiencia Provincial de Ceuta celebró durante la jornada
de ayer un juicio cuyos acusados respondían presuntamente al
delito de blanqueo de capitales, finalmente relacionado con
la famosa Operación Marina.
Los acusados, con las iniciales A.A.A. y A.A.F, llegaban a
la sala sobre las once de la mañana sin imaginar que la
sesión se prolongaría hasta las casi tres y media de la
tarde. El primero, A.A.A., no quiso prestar declaraciones ya
que reconoció estar involucrado, a través de sus
embarcaciones, en la trama de narcotráfico. Además de poseer
antecedentes de delitos contra la salud pública.
Con la intervención del segundo acusado, A.A.F., llegarían
las premisas, los interrogantes y todas las pruebas y
testimonios de los cuatro testigos que participaron en el
juicio. Mientras tanto, los presentes escucharon atentos las
intervenciones de los magistrados, la fiscal y el abogado
defensor.
Los antecedentes del caso se remontan a enero del año 2000,
cuando el acusado A.A.F. presta a un amigo de la infancia,
D. M., una fotocopia de su documento nacional de identidad
para poder contratar un seguro para ciclomotor. Meses
después, el acusado recibe en su domicilio una sanción
administrativa procedente de una embarcación R. y en la que
aparece como propietario. Ante ello, el acusado inicia una
serie de investigaciones sobre la embarcación alegando que
no es suya, que nunca la ha comprado y que no tiene
conocimiento de que su amigo, que desapareció durante unos
meses, la comprase. Finalmente, D.M., reconoce al acusado
A.A.F. haber comprado dicha embarcación y este decide
venderla al otro acusado, A.A.A., participante de la
Operación Marina, sin ninguna relación con el primero de los
acusados, según se expuso a lo largo de la cita celebrada
ayer.
El caso comienza a complicarse cuando el acusado A.A. F.,
interpone una demanda por falsedad documental hacia su amigo
D.M., ya que presuntamente firmó el documento de
compra-venta de la embarcación y toda la reglamentación
necesaria para disponer de ella con el nombre y DNI del
acusado pero falsificando las firmas y cobrando una
identidad falsa. Dato que quedó demostrado en el juicio, y
presentado por el acusado, gracias a una prueba realizada
para verificar la autenticidad de las firmas. Dos de los
testigos en la sala, C.G.A (dueño de la empresa naútica
donde se compró dicha embarcación) y Y.A.M. (relacionado con
D.M., amigo del acusado), reconocieron y verificaron haber
estado en el momento de la compra de dicha embarcación y que
no fue el acusado A.A.F., el que realizó la transferencia.
Subió al estrado como testigo también, un agente de la
Guardia Civil, organismo que interpuso la demanda contra el
acusado A.A.F. por delito contra el blanqueo de capitales,
ya que en los documentos presentados figuraba como
propietario del barco, el acusado. La embarcación no está
ligada ni sancionada por los vínculos que la unen a la
Operación Marina. El juicio quedó pendiente de sentencia.
|