El arqueólogo y profesor de la Escuela de Estudios Árabes
(CSIC) Julio Navarro puso ayer en cuestión la idea de
desorden en el urbanismo islámico que nos ha llegado. De
hecho, según el especialista que imparte uno de los Cursos
de Verano de la Universidad de Granada en Ceuta “en todo
urbanismo existe un orden”, si bien, “en el caso del
islamismo se trata de un urbanismo saturado e irregular,
pero no desordenado ni caótico”. Así, Navarro tiene la
teoría de que el precepto religioso dio lugar a la
característica imagen de la ciudad árabe por la
concentración de fieles en torno a la mezquita.
“Pretendo cuestionar esa imagen de desorden que nos ha
llegado del urbanismo islámico”, señaló ayer el profesor de
CSIC, debido a que había que adscribir la ciudad árabe a una
determinada categoría para facilitar así su comparación con
la ciudad occidental.
En la actualidad, explicó Julio Navarro, quien pasó veinte
años de su carrera dirigiendo a un equipo de arqueólogos que
sacó a la luz restos de la antigua ciudad islámica en
Granada, “se viene conociendo mejor el aspecto de las
ciudades islámicas tempranas y las pautas que dieron lugar a
su evolución hasta convertirse en las medinas tradicionales
que conocieron los primeros orientalistas”.
“Es un prejuicio decir que la medina es un desorden, porque
hay muchas maneras de ordenar el espacio y siempre que se
urbaniza, lógicamente, existe un objetivo”, manifestó el
profesor del curso de la Universidad de Granada. Asimismo,
Navarro negó la teoría que cuestiona la existencia misma del
urbanismo islámico.
Así, el arqueólogo señala que muchos compañeros “no han
reparado en que el precepto religioso que obligaba a acudir
a la mezquita todos los viernes terminó teniendo unas
consecuencias urbanísticas que permiten afirmar que sí
existen rasgos específicos en las medinas medievales”.
“Esta práctica religiosa inexistente en el Cristianismo”,
indicó, pues reparte a sus fieles entre más parroquias, “dio
lugar a que en el centro de la ciudad se produjera una
periódica concentración de todos los fieles que vivían
dentro y fuera de las murallas”.
Navarro enumeró tres tipos de transformaciones que tuvieron
lugar en torno a la mezquita conforme el número de
musulmanes se elevaba: la concentración de establecimientos
comerciales en torno a la mezquita; el desarrollo y creación
de una red de calles que unía la mezquita con las puertas de
la muralla y los caminos principales con el fin de hacer
posible el acceso al centro de la ciudad de toda la
comunidad en un corto espacio de tiempo; y el desarrollo
inusitado de los zocos lineales a ambos lados de dichas
arterias.
De esta forma, el arqueólogo otorga mayor significado
urbanístico a la mezquita que a la catedral.
Asimismo, para Navarro “en las medinas de fundación islámica
la construcción de la primera cerca es un momento clave,
puesto que constituye la expresión de una decisión
socio-política que implica unas previsiones de crecimiento
futuro”.
“El estudio de estos primeros recintos es de gran ayuda para
comprender las pautas de este proceso, pero por desgracia
apenas nos ha llegado información al respecto”, concluyó
Julio Navarro.
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