Mohamed Ali Amar, conocido futbolísticamente como Nayim fue
uno de los protagonistas en la jornada en la que Ceuta
celebró su Día en la Expo de Zaragoza. No en vano, el ex
futbolista del Real Zaragoza fue el autor de ese magnífico
gol que, inextrémis, hizo ganar la Recopa de Europa al club
maño.
Y Nayim que es ceutí y ejerce como tal, no le duele en
prendas hablar maravillas de su ciudad natal, pero también
de Zaragoza: “es una ciudad increíble, donde se vive
estupendamente y que se está muy bien”. El ex jugador valoró
la transformación que se ha sucedido en Ceuta, “La ciudad
está ahora impresionante. La verdad es que ha cambiado
muchísimo para mejor, han venido muchos amigos de fuera y se
han quedado encantados con la ciudad. Está mucho más bonita,
mucho más limpia... independientemente de sus atributos: la
climatología, las playas, el parque y se come de cine. Es un
ejemplo claro de integración, con las cuatro culturas aquí
conviviendo y un ejemplo a seguir”, quiso dejar
meridianamente claro.
Pero Nayim fue el hombre que, como en su día hizo Agustina
de Aragón al elegir vivir en Ceuta tras la Guerra de la
Independencia y morir en nuestra tierra, unió aquel 10 de
mayo de 1995 en la final de la Recopa unió dos ciudades tan
lejanas como Ceuta y Zaragoza.
Además de su familia, Nayim estuvo arropado por el consejero
del Real Zaragoza, José Luis Melero, y por tres de los
integrantes del once ganador de la Recopa: Miguel Pardeza,
‘Chucho’ Solana y Santi Aragón, dijo durante el acto de
homenaje que “estoy temblando de emoción”.
Vivas dijo de él que fue “pionero” por haber abandonado la
liga española para jugar ‘haciendo las inglaterras’ en el
Tottenham Hotspur. Un viaje de ida y vuelta que hicieran
recientemente los Cesc Fábregas, Rafa Benitez, Fernando
Torres y tiempo atrás Iván Campo o Albert Ferrer. Tampoco se
olvidó el presidente de la Ciudad de los comienzos en el
mundo del fútbol del homenajeado cuando militó en el Pedro
Lamata y el Unión África Ceutí. Ya por entonces, reseñó
Vivas, ensayaba en los entrenamientos esos lanzamientos
desde medio campo que un día le convirtieron en historia
viva del zaragocismo.
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