He estado en París, capital de
Francia, llamada anteriormente –algunos siguen
denominándola-Ciudad de la Luz.
He recorrido el Barrio Latino en compañía de unos amigos
españoles arraigados en Francia y con pasaportes franceses
que no quieren volver a nuestro país, salvo si es en
vacaciones o invitados expresamente.
A la vera del Panteón -monumento existente en el mencionado
barrio y construido por el arquitecto Soufflot, que
inicialmente iba a ser una Iglesia pero después de la
Revolución se convirtió en albergue de los hombres ilustres
de la patria gala. Después de que desapareciera Napoleón
Bonaparte volvió a ser iglesia- intercambiamos pareceres
sobre la situación de los inmigrantes, en su día mis amigos
lo fueron, y las diferencias entre los dos países vecinos.
Hemos dado una vuelta por el interior del Pateón, (donde
están enterrados Voltaire, Rousseau, Marat, Víctor Hugo,
Émile Zola, Jean Moulin, Marie Curie, Louis Braille, Jean
Monnet, el propio arquitecto Soufflot, entre otros.),
mientras comentamos la situación de la política mundial. No
estamos de acuerdos en ciertos puntos pero compartimos las
inquietudes que generan.
Después de comer en uno de los muchos restaurantes del
Barrio Latino hemos paseado por los jardines más bellos de
París: los del Palacio de Luxemburgo, edificio monumental
encargado por María de Médicis al arquitecto Salomón de
Brosse en 1615 y actual sede del Senado de Francia.
Luego, en la tarde-noche, subimos a lo más alto del barrio
donde se encuentra la Sorbona, la universidad por excelencia
del país y de donde proviene el nacimiento de éste Barrio
Latino ubicado en el distrito V de París y a la izquierda
del río Sena. Debe su nombre a que en la Edad Media todos
los estudiantes hablaban latín. Nosotros hablamos en
castellano, aunque mis amigos intercalan palabras francesas.
Según ellos la situación de los inmigrantes en Francia está
más que controlada, cosa que dudo a la vista de los que
deambulan por la ciudad, y el actual gobierno galo ha
endurecido las condiciones.
Mi mente no tiene más remedio que volver hacía mi España y,
sin entrar de lleno en el racismo, no puedo por menos que
estar de acuerdo con Corbacho sobre la contratación de
inmigrantes.
Como bien dice Corbacho, no es lógico contratar un albañil
en Rabat cuando hay cientos de albañiles españoles en el
paro.
Para inmigrantes prefiero a los jeques que desembarcan en
Europa con los bolsillos llenos de dólares y euros… se están
apoderando del deporte. Al tiempo.
No deja de causar tremenda risa las declaraciones de las
Nuevas Generaciones del PP sobre las distracciones que está
llevando a cabo Rodríguez Zapatero sobre la intención de
reducir las contrataciones de inmigrantes.
Será porque a los jóvenes peperos les interesan mucho
mantener el “status” de mucamas casi gratuitas y de
trabajadores-esclavos contratados en origen. Se acercan
mucho a esa concepción de tratantes de esclavos… quienes
vuelven a las andadas son los propios peperos y los efectos
de la crisis económica la sufre el pueblo llano. Por ello
está bien que Rodríguez Zapatero prometa aumentar las
pensiones más bajas. ¿Esto genera inseguridad, incertidumbre
e inestabilidad?
Mirad jovencitos NNGG, las crisis se resuelven en torno al
ámbito social en general, no solamente con la mirada puesta
en los beneficios de los ricos, y para mantener un país en
auge lo primero es el bienestar social en general de los
españoles. La inmigración es un punto y aparte.
¿Por qué no indagan en lo que sufrieron los españoles cuando
emigraron en su día? ¿Cuántas discriminaciones sufrieron?,
como nada hay de nuevo bajo la luz del sol o la oscuridad de
la noche débilmente iluminada por la luna, no entiendo donde
quieren llegar esta gente pepera de NNGG.
Bueno, todo lo que hablamos en París sería muy largo de
escribir y aparte de que resulta muy interesante, por sus
conclusiones lógicas, no es compensable para paliar los
efectos de mi crisis particular, que también la sufro ¿qué
creen?, de aire no vive uno y como bien dice mi compañero y
amigo Manolo de la Torre, escribir diariamente no es
sencillo.
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