Ayer y tras visitar los cuatro
países maghrebíes ribereños del Mediterráneo, Condolezza
Rici abandonaba Rabat donde este fin de semana se
entrevistaba con el Primer ministro Abbas El Fasi, su
anfitrión, el ministro de Exteriores y Cooperación Taieb
Fassi Fihri, el ministro de Interior, Chakib Benmoussa y
sobre todo con Yassine Mansouri, uno de los principales
hombres de confianza de Mohamed VI al frente, en la
actualidad, de la influyente “Dirección General de Estudios
y Documentación” (DGED), los omnipresentes servicios de
contrainteligencia marroquíes.
Condolezza Rici abordó en Marruecos la necesidad de
impulsar, cara a los retos globales, la “Unión del Maghreb
Árabe” (UMA), además de referirse explícitamente a los
problemas del terrorismo y el Sáhara, calificando como
“impresionante” el proceso de reformas emprendido por el
joven soberano alauí, Mohamed VI. Tras advertir que “Existe
el problema del terrorismo y existe una necesidad para una
cooperación en materia de lucha antiterrorista entre los
socios, los países del Maghreb y los Estados Unidos”, señaló
que “La cooperación con los países de África del Norte es
buena”, explicando los motivos por los que en la base
militar de Guantánamo habría todavía tres presos de
nacionalidad marroquí: Tarif Dergoul, natural de Casablanca,
Younes Chekkouri y Saïd Boujaâdia, nacidos en Safi. Sobre el
espinoso e inconcluso problema del Sáhara Occidental, la
secretaria de Estado después de reconocer que “existen
buenas ideas sobre la mesa” (en Rabat estas palabras se han
interpretado ya como un aval a su proyecto de Autonomía,
dentro de la soberanía marroquí), matizó no obstante que
debe buscarse a no mucho tardar “una solución mutuamente
aceptable”, señalando de paso el sostén de los Estados
Unidos al proceso de paz de Manhasset.
Pero lo que más está llamando la atención tras la marcha de
Condolezza Rici fue la falta de un encuentro con Mohamed VI,
si bien la propia secretaria de Estado no perdió la ocasión
durante su estancia para alabar las reformas emprendidas en
el país por el soberano alauí. La MAP (Maghreb Arabe Presse)
por su parte hacía mutis por el foro destacando el viaje de
Mohamed VI a la región noreste del país, donde se trasladó
veinticuatro horas antes de la visita de Condolezza Rici
para inaugurar diferentes obras y equipamientos sociales en
las ciudades de Taza y Oujda. En ciertos mentideros rabatíes
se explica esta reacción como un enfado del monarca, molesto
no solo por la presunta falta de apoyo de los Estados Unidos
a la anexión unilateral de las “Provincias del Sur”,
territorios sujetos a litigio internacional, sino también
por el equilibrio geoestratégico que intenta desarrollar
Washington en el Maghreb. En cualquier caso parece extraño
que después de ser recibida -en una visita histórica- por el
líder libio Muamar El Gadafi en Trípoli y en Túnez y Argelia
por los Jefes de Estado, Zine Al Abidine Ben Alí y Abdelaziz
Buteflika, la elegante, fría y ambiciosa Condolezza Rici
abandonara Rabat sin poder haberse encontrado, aunque solo
fuera para tomar un dulce té con menta y azahar, con Mohamed
VI: ¿tan importantes eran las inauguraciones en la región
oriental…?; o, mutatis mutandis, ¿la visita de la secretaria
de Estado norteamericana no era acaso de suficiente rango…?.
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