Otra vez con los desalmados
sueltos que no son capaces de dominarse a sí mismos, ni
mucho menos de dominar o respetar la situación, ni siquiera
cuando tienen delante a un servidor del orden.
Y he dicho servidor del orden, no esclavo de la desvergüenza
o de la falta de respeto a las leyes establecidas y a
quienes tratan de hacer que se cumplan.
Ha sido hace tres días cuando un Policía Local, que trataba
de cumplir con su misión, al haber sido advertido de que un
problema de vecinos podía terminar en algo grave.
La Policía Local se personó en la barriada Pedro Lamata, el
lío parece que estaba ya montado y al tratar de intervenir
para calmar la situación el agente de seguridad sufrió una
dura agresión que le fracturó el tabique nasal.
¿Por qué esa agresión al policía? Sencillamente por haber
ido a cumplir con su obligación, por ir a evitar que las
consecuencias de una pelea de vecinos, posiblemente por algo
que venía de antaño, él se encontró con lo que no esperaba,
con lo que no debiera estar permitido y con lo que hay que
cortar, de ahora para siempre.
Un país, un pueblo o una ciudad en los que la ley no sirve
para nada están condenados al caos, y Ceuta no se puede
permitir ese tipo de “lujos” con sus agentes.
El policía municipal necesitó ser intervenido
quirúrgicamente, así como suena, mientras que el agresor, en
principio está detenido, ya veremos por cuanto tiempo.
No es el primer lugar, ni la primera vez, que hay peleas de
tipo vecinal, enfrentadas desde tiempos atrás, por cualquier
motivo que no nos interesa ahora, y no es la primera vez, ni
será la última que los que tienen que pechar con esos
problemas son los policías, que sin comerlo ni beberlo se
encuentran en todo ese embrollo y, siempre, salen perdiendo.
Y digo que salen perdiendo porque ellos que tienen que
intervenir no pueden utilizar los medios necesarios para
frenar en seco una refriega de ese tipo, y si no ya me dirán
lo que hubiera sucedido al policía si en vez de ser él
agredido, hubiera sido el propio agente el que haciendo uso
de la fuerza hubiera herido, aunque levemente al vecino ese
de Pedro Lamata.
Yo lo tengo claro, si la agresión, para calmar la situación
hubiera salido del policía, a estas horas estaría medio país
hablando de la “fuerza bruta” de una policía..., con los
adjetivos que a cada uno se le hubiera ocurrido poner.
Sin embargo, como el herido ha sido el policía, todo el
mundo calla, nadie quiere entrar en “un problema que no le
atañe” y el agente lo único agradable que ha recibido, ha
sido la visita del presidente de la Ciudad.
Dos clanes enfrentados, escándalo monumental, que fue menor
por la llegada de la policía, y un servidor del orden que
tiene que ir directamente al quirófano.
Ni lo comprendo, ni lo voy a poder aceptar jamás, por mucha
detención que haya habido para un hombre de 45 años como
agresor, porque fuera de ese día o esos días que esté
privado de libertad, en breve estará en la calle y casi
diciendo “aquí estoy yo, para hacer frente a la ley y a los
que tratan de hacerla cumplir.
Una fractura de los huesos propios de tabique nasal fue la
“recompensa” recibida por un hombre que estaba de servicio y
cumplía con su deber. Hace falta rigor para estos casos.
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