Muchos han sido los historiadores y doctores que han
profundizado en la vida y obra del alcalde republicano de
Ceuta. Su gran profesionalidad en el mundo de la medicina y
la labor social que adquirió con las clases más
desfavorecidas de la ciudad lo han llevado a ser recordado,
durante muchos años, por todos los rincones de la ciudad. Su
tumba o su figura frente al Ayuntamiento ceutí, en varias
ocasiones, han sido decoradas por pétalos y flores que
revivían el recuerdo que lo ceutíes tenían, tienen y tendrán
de Antonio López Sánchez-Prado.
”Desde mi punto de vista, es un profesional de la medicina,
muy volcado y relacionado con las beneficiencias y
prácticamente mitificado en vida por la protección que
ejerce sobre la gente necesitada o con menos recursos”,
explicó José Luis Gómez Barceló, cronista oficial de la
ciudad autónoma. Antonio López Sánchez-Prado fue un médico y
político español, alcalde de Ceuta, fusilado por los
sublevados poco después de que comenzara la Guerra Civil. Se
licenció en Medicina y Cirugía ejerciendo como médico
titular en las localidades sevillanas de Herrera y Gilena.
En marzo de 1923 llegó a Ceuta, siendo nombrado médico
encargado de la Clínica de Partos y Ginecología del Hospital
de la Cruz Roja, así como del consultorio público, e
inspector municipal de sanidad el 17 de junio de 1924.
Ejercería dichos puestos hasta 1929, cuando pidió la
excedencia. En 1930 solicitó la plaza de médico tocólogo de
la beneficencia municipal, ocupándola interinamente hasta la
celebración de las correspondientes oposiciones, que
tuvieron lugar a últimos de febrero de 1931. Sánchez-Prado
obtuvo la plaza. “Es alguien que sale de lo común en cuanto
a personalidad profesional, personal y política. Muchos
ceutíes le concedieron un ala de santidad por sus labores;
no cobraba en las visitas y su compromiso iba hacia delante
llegando a regalar medicamentos o dar dotaciones económicas
para ello, de ahí que los ciudadanos lo tuviesen muy en
cuenta”, sintetizó Gómez Barceló.
En los últimos meses de 1930 Sánchez-Prado comenzó su
involucración política. Así, se afilió al partido Unión
Republicana. Tras la convocatoria de las elecciones
municipales para abril de 1931, se organizó en Ceuta el
denominado Comité Republicano, del que fue elegido
presidente. Fue uno de los miembros de la candidatura de la
Conjunción Republicano-Socialista. Al producirse las
elecciones, la Conjunción obtuvo 22 de los 24 concejales,
siendo el candidato más votado. Al haber decidido la
Conjunción que el candidato más votado sería elegido
alcalde, Sánchez-Prado se convirtió en el primer alcalde
republicano de Ceuta. El 22 de abril de 1931 tomó posesión
del cargo. Su primer mandato duró apenas 57 días, abandonado
el cargo el 4 de abril de 1931 por motivos personales,
aunque permaneciendo como concejal. En el pleno que tramita
su dimisión, se le nombra hijo adoptivo de Ceuta. “En la
ciudad existen múltiples establecimientos en los que se
venden fotografías, imágenes y postales de Antonio López
Sánchez-Prado. La gente lleva flores a su tumba en sus
aniversarios e incluso fotografías en la cartera. Una
magnificación de su persona por eso lo denomino santo
laico”, confesó el cronista oficial de la ciudad autónoma.
Sánchez-Prado ocupó su escaño en la Cortes desde 1931 hasta
noviembre de 1933, cuando se celebraron nuevas elecciones, a
las que no concurrió. Durante el bienio radical-cedista,
desarrolló una escasa actividad política, limitándose a la
asistencia a los plenos municipales y a su actividad
profesional como médico. Tras las elecciones de febrero de
1936, en las que triunfa el Frente Popular, se restituyeron
las corporaciones municipales purgadas tras la revolución de
Asturias de 1934. Sánchez-Prado fue elegido de nuevo alcalde
por la corporación municipal. El alcalde dedicó sus
esfuerzos durante los meses previos a la Guerra Civil a
mejorar las condiciones de las clases populares de Ceuta. El
17 de julio, cuando ya se había producido la sublevación
militar en Melilla, Sánchez-Prado recibió llamadas de amigos
aconsejándole que dejase Ceuta y se refugiase en la cercana
ciudad bajo estatuto internacional de Tánger pero se negó
contestando que su sitio estaba junto al pueblo que lo había
elegido. La madrugada del 18 de julio, Sánchez-Prado fue
detenido en su casa, con la ciudad ya ocupada por las tropas
sublevadas del teniente coronel de la Legión Juan Yagüe. El
31 de agosto de 1936 fue sometido a un juicio sumarísimo,
que emitió su sentencia de condena a muerte por el delito de
rebelión militar. Tras denegarse su indulto, el 5 de
septiembre fue fusilado junto con el resto de condenados en
la playa del Tarajal. “Tuvo una carrera política muy
importante durante la II República. Evolucionó hacia la
izquierda, muchos decían que incluso radical aunque él
siempre lo negaba. Esta inclinación hacia la izquierda quedó
patente en su gran interés por el tema social y poco a poco
evoluciona hacia una postura cada vez más comprometida hacia
las clases bajas”, concluyó Gómez Barceló.
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