A simple vista, puede parecer extemporáneo escribir en estos
apuntes de historia marroquí de los bereberes de Canarias,
pero la motivación es triple: por un lado, advertí desde el
principio abordar cuando proceda retazos de la historia
compartida a ambos lados del Estrecho; por otro, el origen
de la población canaria no puede separarse de la dinámica
expansiva bereber por el norte de África; por último, si
bien las Canarias al contrario que Ceuta y Melilla no son
objeto (por ahora) de ninguna reivindicación oficial por
parte del Reino de Marruecos, existe una silente intención
por parte del pluralista mundo amazigh de incluir, a estas
islas españolas desde su conquista en el siglo XV, en el
escenario imaginario de ¿un futuro Maghreb beréber…?.
Diferentes corrientes nacionalistas defienden actualmente el
uso del neologismo “Taknura”, mientras que el lobby
arabófono propugna la palabra “Kanarya”; en el inmediato y
reciente pasado, independentistas como A. Cubillo defendían,
desde Argelia, la “República Guanche de Kanarias” (la “c” no
existe en lengua beréber). Lo único cierto que muestra la
historia, siguiendo fuentes romanas como Plinio el Viejo, es
la existencia de un pueblo llamado “canarii”, próximo
geográficamente a los gétulos, contra los que combatieron
las legiones romanas.
Mohamed Chafik obvia olímpicamente en su obra (“Treinta y
tres siglos de la Historia de los Imazighen”) cualquier tipo
de referencia beréber en las Canarias, mientras que G. Camps
incluye con rigor a las Islas junto al resto de focos
berberófonos desaparecidos en el norte de África (Barwatas,
Yazula, Zanata, Luwata, etc).
La realidad es que el dialecto beréber de las islas, durante
su pasado pre-europeo, llegó a utilizarse hasta el siglo
VIII de nuestra era, mientras que los testimonios
arqueológicos permiten “afirmar con toda seguridad la
vinculación de las siete poblaciones que habitaban las Islas
Canarias con las de sus ancestros libio-bereberes del
continente”, afirmaba este verano el catedrático A. Tejera,
refutando en contra ante la ausencia de vestigios
concluyentes la colonización por parte de fenicios y
egipcios. La experta lingüista Renata A. Springe, piensa que
el tamazight o beréber se hablaba ya en el archipiélago 500
años antes de la Era Común, extendiéndose su uso (las
pruebas son concluyentes) desde el archipiélago canario
hasta el oasis de Siwa, en Egipto.
Son numerosos los vestigios arqueológicos que emparentan a
los antiguos pobladores canarios con los bereberes
norteafricanos, a su vez posiblemente vinculados con los
pueblos minoico y etrusco además de, en la Península
Ibérica, con el íbero y el vasco o euskaldún. Los primeros
descubrimientos de los grabados líbico-bereberes de El Julan
(isla de Hierro) datan de 1870, a los que han seguido en la
misma isla los 30 grabados del panel de La Candía, los 50 de
Ferrés (en Lanzarote) y, a lo largo de 2006, el lienzo de 10
m2 y 105 inscripciones de las cuevas de La Gomera, de
capital importancia según el investigador M. Ramírez.
El pasado… ya marchó y el presente aun se vive, pero puede
que para el futuro el potencial demográfico y cultural de la
sociedad beréber (hoy repartida entre vario estados) alumbre
nuevos modelos, tanto en el Maghreb como en las complejas
relaciones hispano-marroquíes.
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