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OPINIÓN - JUEVES, 4 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Septiembre negro
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

El mes de Septiembre suele ser de los llamados “negros”, para las economías familiares. Los bolsillos llegan resentidos, después de las vacaciones veraniegas. Se enfrentan las familias con la vuelta de sus hijos al colegio. En este caso, en plena crisis económica, tienen que hacer frente a mayores gastos, inevitables e imprescindibles, en particular, para familias de escasos recursos.

La Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI), advierte, mediante un informe, a los padres que deben ir preparando una media de 825 euros por cada hijo escolar, oscilando esta cantidad según las Comunidades, centros públicos, concertados o privados. Las diferencias, a veces notables, se deben a los distintos sistemas de financiación de la enseñanza obligatoria.

En algunas comunidades, casos de Castilla la Mancha, Aragón, Galicia, La Rioja y Andalucía, ofrecen libros gratis durante todos los cursos de la enseñanza obligatoria, lo que se refleja en el menor coste que deben afrontar los padres, Utilizan el sistema de préstamo de libros, de forma que pueden ser reutilizados por otros alumnos en años académicos sucesivos, siendo renovados cada cuatro años.

Los libros son propiedad del centro educativo, y permanecen, una vez concluido el curso, en el mismo, para que puedan ser utilizado en años sucesivos.

Quiero recordar que ya, a finales de los años 60, al menos en la provincia de Cádiz, se estableció un programa de gratuidad, con la misma intención educativa. El resultado fue negativo. El curso siguiente no se pudo repetir, ya que los libros estaban inservibles, pese al buen control de los maestros. Y estaba previsto sólo para un par de cursos. La experiencia sólo abarcaba a los dos primeros cursos de la antigua Enseñanza Primaria.

Tiene su importancia, la experiencia de compartir, de conservar para que, en un futuro cercano, otros se puedan beneficiar de esos libros, el valor de la existencia de bienes comunes, el sentido de pertenencia a una comunidad, a un grupo, que usa y disfruta ordenada y armoniosamente de instrumentos y medios de propiedad de la colectividad… todo esto configura un horizonte de posibilidades abiertas a educación en valores. Bien analizado, el sistema empleado, da la impresión, de que es excelente.

A todo ello, hay que añadir el coste de la mochila, cuadernos, carpetas, bolígrafos y demás artilugios, que se dispara y llega a suponer los 100 euros. La comida se mantiene, respecto al pasado curso con un ligero incremento, que deja la media en 109 euros. El incremento del carburante se deja notar de forma notable en el transporte. El coste se sitúa entre 70 y 130 euros.

La FUCI, para realizar su estudio, ha tenido en cuenta los siguientes parámetros: uniforme con calzado incluido, matrícula, solo en los casos de los colegios privados, libros, material escolar, comedor, transporte. En el caso de los colegios privados hay que abonar una media de 250 euros por la matrícula.

La misma Federación ha analizado el coste de los libros de texto en función de la etapa educativa en la que se encuentre el niño, y tomando como referencia los precios de cuatro de las principales editoriales (Santillana, Bruño, S.M, Anaya). Se ha detectado un incremento del 3% con respecto al año anterior que supone un desembolso de 86 euros, en Infantil, 175 euros, en Primaria y 199 euros en Secundaria.

En otras Comunidades, se utilizan el cheque-libro, con el cual pueden retirar los padres de cualquier librería los libros que el alumno necesite. En este caso, el libro es de entera propiedad del niño, lo cual le permite que pueda poner su nombre, subrayar e, incluso, escribir esas bonitas poesías que los más inspirados hacían del libro una auténtica joya poética. En el caso anterior, el alumno no puede ni siquiera subrayar, por lo que los que se benefician de ese sistema se ven coartados.

Ya, muy lejos, sólo recordado por los abuelos, nos encontrábamos con los libros denominados “enciclopedias”, que recogían todos los saberes, muy valoradas por aquellos que tuvieron la “suerte” de utilizarlas, afirmándose que se aprendían más con ellas.

Destacaba, entre otras, la “Enciclopedia Álvarez”, muy presente en nuestros recuerdos. Para los distintos niveles, se encontraba dividida en grados. Los más optimistas aseguran que se conseguían mejores rendimientos académicos, que con toda la parafernalia de libros de textos que invaden a los alumnos actuales.

Ya, después, “seccionada” las enciclopedias, en los llamados “libros de textos”, para no lesionar los intereses económicos de las familias, se acordaban en los centros escolares no cambiarlos durante un tiempo prudencial –cuatro o cinco cursos-, para que fuesen heredados por los hermanos del primer beneficiado. También existían pequeñas ayudas, en formas de becas, para aquellas familias más necesitadas.

Hecho este paréntesis, en forma de historia, en cuanto se refiere a la evolución del libro como elemento de estudio, retomaremos, de nuevo, la actualidad y daremos a conocer algunas recomendaciones de la FUCI, en forma de consejos para ahorrar: a) Solicitar becas oficiales, al margen de otro tipo de financiación, para adquirir libros de textos y material didáctico; b) evitar acudir a créditos rápidos, para pagar estos gastos, pues aumentarán la deuda; c) diversificar y escalonar las compras. No todo el material se necesita el primer día y d) aprovechar los descuentos que permite la Ley en libros de Primaria y Secundaria…
 

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