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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 3 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Ghanesha: fiesta en Ceuta de un dios hindú
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Hoy, la ciudadanía hindú de Ceuta celebra la fiesta del dios Ghanesha, deidad nacida de Shiva y Parvati. Se reza dos veces al día, arrojándose ritualmente al mar una estatuilla. El agua, como en los rituales de otras religiones y creencias, es importante en el Hinduísmo; de hecho los hindúes divinizan los fenómenos de la naturaleza, personificando y venerando como diosas maternas los grandes ríos: Ganges, Kaveri, Yamuna... Ghanesha es un dios más del panteón hindú, pero maestro de la sabiduría y la inteligencia; se le representa con cuatro brazos, cabeza de elefante y una gran tripa, de ahí que estos días sea común entre la pacífica y laboriosa comunidad de Ceuta la elaboración de una exquisita dulcería.

El Hinduísmo, religión que suele confundirse con los súbditos de la India, no es fácilmente definible al carecer de un fundador o credo reconocido así como de un libro sagrado; por lo demás y en general, los hindúes suelen identificarse más por su idioma, casta, comunidad y región, por no hablar de variantes o derivaciones como el budismo, el jainismo (seguidores de Jina “El Victorioso”) y la secta de los sikhs, nacida en el siglo XVI de la Era Común bajo el gurú Nanak (1469-1539), coetáneo al Imperio Musulmán del Gran Mongol. En general, los hindúes comparten textos, tradiciones rituales y deidades (entre ellos la Gran Diosa “Devi”, una manifestación de Parvati, la esposa de Siva, remanente de antiquísimos cultos femeninos a la antigua y común Diosa Madre y al ritual de la fecundidad), pero interpretándolos con matices sensiblemente diferentes, por lo que muchos de sus millones de adeptos no dudan en hablar más de una cultura y, sobre todo, una forma de vida, que de una religión más. De hecho, para el Hinduísmo (cuyos orígenes se remontarían a unos cinco mil años con el nacimiento de la religión védica; los “Upanishad” habrían sido escritos hace 2600 años y el “Baghavad Gita”, que tanto admiraba Gandhi, unos 100 años antes de la Era Común) casi todas las actividades de la vida tienen un componente religioso. En el siglo XIX dos pensadores reformistas intentaron depurar el sincretismo hindú: Ram Moham Roy (1772-1833) rechazó ciertas prácticas como no ortodoxas, mientras que Dayananda Sarasvati (1824-1883) estimaba que tan solo los primeros himnos del “Rig Veda” (Sabiduría de los Versos) serían escrituras auténticas.

Mientras, por el monte ceutí siguen tirados unos 72 hindúes de nacionalidad India que hasta aquí llegaron engañados por las mafias de costumbre y para los que, a los hechos me remito, no parece ni haber solución… ni ese presunto “talante” del que tanto se presume (y del que tanto se carece) desde La Moncloa. Me consta también que desde algún sector de la Plaza de los Reyes se ha despachado el problema, recientemente, con bruscas palabras huérfanas de sensibilidad. En otros y numerosos casos sí que se han buscado alternativas, ¿por qué no ahora?; ¿acaso los hindúes “pesan” o valen menos que otros para los que sí ha habido manga ancha?. Un drama que por al menos razones humanitarias debería de solucionarse inmediatamente y que, en cualquier caso, está empañando desde esta acogedora tierra caballa la eficacia y hasta la dignidad del Gobierno de Rodríguez Zapatero.
 

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