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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 3 DE SEPTIEMBRE DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Lo ideal sería sajar por lo sano
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Juan Vivas sigue teniendo mucho tirón en la calle. Es todavía el político que goza de mayor atractivo entre sus conciudadanos. Mantiene gran parte de su popularidad intacta. Lo cual, tras ocho años gobernando, no es moco de pavo.

El Partido Popular jamás habría conseguido éxitos tan resonantes en las urnas de no haber sido porque en sus listas figuraba Vivas como número uno. Me consta que esta afirmación suele sentarle como un tiro a quienes se consideran pertenecientes al partido desde que era Alianza Popular. Sin olvidar a esos otros que buscan denodadamente que se les considere pertenecientes a una casta especial en el seno del PP de Ceuta.

Los hay que van acumulando rencor contra Vivas porque siguen sin apreciar las cualidades que le adornan para llevarse a la gente de calle todos los días y fiestas de guardar y sobre todo en el momento crucial: cuando toca votar. El rencor es tóxico y resulta muy dañino para quienes no cesan de atiborrarse de ese sentimiento de hostilidad y deseo de venganza, motivado porque ellos, los rencorosos, creen que Vivas les está usurpando el puesto con el que habían soñado por creerse más preparados que él. Y, desde luego, andan las criaturas como si padecieran de gastritis.

Los mayores enemigos de Vivas están en su partido. Lo que no es ninguna novedad. Son pocos pero están en puestos claves y largan fiesta a cada paso contra el presidente de la Ciudad. Hay uno, que nunca ha dejado de creerse Churchill, que lo suele tachar de ser el más genuino representante de la falsa modestia. Lo cataloga como ejemplo de humildad exagerada. Y apostilla que todo Vivas es ficticio.

Mientras tanto, el presidente, que tiene una red de chivatos larga y bien situada, está al tanto de todo cuanto acontece en su contra pero no se atreve a deshacer el nudo gordiano que maquina contra él. Es más: en ocasiones da la impresión de sentirse acongojado cuando se entera de lo que piensan algunos de sus compañeros acerca de cómo actúa.

Me decía un político que conoce las interioridades del partido y del Gobierno que lo peor de todo es que Vivas creyó que formando un tándem con Gordillo y situando a éste a su vera en el Ayuntamiento todo iría a pedir de boca. Pues confiaba ciegamente que entre ambos mantendrían el orden en los dos frentes. O sea, en el Gobierno y en el partido. Pero se ha equivocado. Ya que el carácter explosivo de Gordillo, sus salidas de tono y un estado emocional que le impide mantener la calma en los momentos delicados, han sido motivos suficientes para que mucha gente crea que eso daña la imagen del presidente de la Ciudad.

Y la pregunta está en la calle: “¿Cuándo JV va a ser capaz de poner orden en todos los sentidos?”. Pues de no hacerlo, vamos, si sigue ignorando –o haciendo como que los ignora- los comportamientos reprobables de los suyos, día llegará en que se vuelvan contra él muchas personas a las cuales encandiló con sus buenas palabras y su bien ganada fama de funcionario ejemplar.

De momento, debería tomar nota de cómo fue recibido en el Monte hacho, cuando el fuego. Porque cualquier otro día le volverán a gritar más de lo mismo y le dirán que su mayor suerte es que no haya una oposición como Dios manda. Descubierto los males profundos existentes, se impone sajarlos pronto y radicalmente.
 

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