Sobre las siete de la tarde de ayer, las emociones de Josefa
Ahumada y Joaquín Cepero se hicieron patentes durante el
homenaje que recibieron por su completa colaboración en las
actividades del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO)
de Ceuta. Además, los mayores disfrutaron de una velada de
baile.
Nada más entrar en la sala se respiraba energía, vitalidad,
entusiasmo, ilusión. Un conjunto de sensaciones y emociones
a flor de piel, envidiables, a pesar de la larga edad y el
eterno camino recorrido durante años.
Sobre las siete de la tarde de ayer, la fiesta y el baile no
faltaron en el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO)
de Ceuta con motivo del homenaje realizado a los dos socios
más veteranos y trabajadores de la entidad, Josefa Ahumada
Pineda, de 87 años, y Joaquín Cepero Malaver, de 85 años.
“Se aprovecha el día de hoy para homenajear a estos dos
socios den centro, ofreciéndoles un recuerdo personal. A
Josefa, le hemos regalado una medalla de la Virgen de África
y a Joaquín, un escudo de la ciudad. Son los más
participativos y colaboran en todo lo que se hace, por eso
han sido elegidos”, explicó Fernando Jiménez, director del
IMSERSO.
Con los ojos llorosos y desprendiendo con orgullo una
inmensa felicidad, los homenajeados no pararon de abrazar y
agradecer a todos sus amigos el acto que les habían
dedicado. “Tengo tanta emoción y alegría que no me sale de
la mente ninguna poesía”, bromeó, alegremente, Joaquín
Cepero, que a sus 85 años declara que “me encuentro muy bien
y me siento joven dentro de lo que cabe”.
Su compañera de celebración, Josefa Ahumada, se manifestaba
apenas sin palabras ya que el rojizo de su mirada, que
transmitía una intensidad indescifrable, hablaba por sí
sola. “Me siento muy contenta y nerviosa porque esto ha sido
un homenaje precioso. Llevo aquí muchos años, viniendo a
bailar, a jugar, a charlar. Lo único que siento es que mis
nietos, al ser militares, no han podido venir”, manifestó.
Previamente, los mayores disfrutaron de una merienda en
compañía de sus colegas de juego y diversión además de
familiares y allegados. Tras el acto, la música y el baile
no pudieron faltar en una velada muy atractiva a la par de
sugerente. Unas horas que a los ceutíes más antiguos les
devuelven la juventud que las arrugas no muestran.
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