El sargento del Servicio de Extinción de Incendios y
Salvamento (SEIS) Luis García Cortés, que estaba como jefe
de guardia en el momento en el que se produjo el incendio en
el Monte Hacho, aseguró ayer que no hubo riesgo ni para las
casas ni para los vecinos de la zona, ya que “el fuego
estuvo totalmente controlado”, si bien “no se pudo evitar
que el humo penetrase en las viviendas”. El responsable del
retén –encargado de realizar el informe de la actuación–
explica como se sucedieron los acontecimientos y aseguró que
el incendio “tenía un foco y tres flancos”, al que se hizo
frente con 18 efectivos, que “en menos de dos horas”
controlaron el fuego.
El responsable de los 18 efectivos de los bomberos que en la
tarde y la noche del domingo hicieron frente al incendio de
gran magnitud declarado en el Parque del Monte Hacho, el
sargento Luis García Cortés, explicó que la primera llamada,
procedente del 112, hablaba de “un conato de incendio en San
Amaro”, por lo que “en principio acudimos a un fuego
periurbano de los muchos que hemos atacado este verano en la
zona de García Aldave”.
Se envió una dotación completa, es decir, una autobomba o
vehículo ligero con cinco efectivos –un mando, un conductor
y tres bomberos–, “la dotación habitual para este tipo de
siniestros”, aseguró.
“Cuando llegamos al Parque de San Amaro nos encontramos con
los dos vigilantes, que nos dijeron que no sabían nada de
ningún fuego”, señaló el sargento del SEIS, hecho que les
llevó a pensar que “nos habían tomado el pelo”.
“No se veía ninguna columna de humo, por lo que llamamos al
Parque de Bomberos para que se pusiesen en contacto con el
autor de la llamada y diese más señas del lugar”, reiterando
el hombre –un visitante del parque en esa tarde de domingo–
que existía tal incendio.
Luis García Cortés mandó entonces a un bombero al encuentro
de esa persona, quien indicó el lugar exacto del incendio y
advirtió que era mejor atacarlo por arriba. “Así hicimos”,
reveló el sargento, “a unos diez metros de la zona donde
están los ciervos, justamente debajo de un mirador de
mampostería que está subiendo la carretera hacia la ermita
de San Antonio”.
“Desde allí no veíamos nada, así que mandé a un bombero que
bajase a localizar el foco, ya que no se advertía ninguna
columna de humo”, explicó García Cortes, con lo que
definitivamente se consiguió localizar el fuego, ordenando
la instalación del retén en esa zona.
El responsable de los 18 bomberos decidió entonces subir con
un vehículo ligero para tener una visión completa de toda la
vaguada para saber por dónde acceder mejor al incendio,
logrando por fin ver las llamas, las cuales “tenían una
progresión muy fuerte”, motivo por el cual tomó la decisión
de paralizar la instalación y llevar el vehículo más arriba
del mirador, donde hay un paseo peatonal que hace de
cortafuegos.
Para acceder al interior, los bomberos tuvieron que cortar
la valla. “Cuando entramos veo que las llamas son tremendas
y la propagación es muy rápida”, recordó García Cortes, “y
tengo la certeza de que no podemos ir por detrás del fuego,
porque así siempre vas perdiendo”.
“Tuve claro que el ataque debía ser a la cabeza del fuego,
que en pocos minutos llegaría a lo que es la antigua
discoteca de La Cueva”, manifestó el jefe del turno de
guardia, quien en aquellos momentos ya había solicitado
refuerzos a la central.
“Teníamos una sola dotación y no podíamos hacer un ataque de
extinción hasta que no llegase otro vehículo”, explicó
García Cortés, “porque nos quedábamos sin agua”.
Según aseguró el bombero, los efectivos desplazados –18–
eran un número adecuado, si bien el fuerte viento, una
orografía de mucho desnivel y una vaguada con “efecto
chimenea” hizo que el fuego “corriese como la pólvora”.
Una vez que fueron entrando las diferentes dotaciones, el
sargento fue montando instalaciones arriba para cortar la
cabeza del fuego, si bien explicó que un incendio no se
puede atacar de frente: “Frené la cabeza con una instalación
por la parte izquierda para tener una vía de escape para el
personal, lo que es totalmente necesario. En cuanto llegó
otra dotación, monté otra instalación en el flanco derecho,
con lo que logramos frenar totalmente la cabeza del fuego.
Además, reforcé el servicio con otras dos dotaciones más”.
No obstante, otro vehículo con otro mando entró por la zona
del paseo peatonal para contener el avance por los flancos
hacia las viviendas, “porque hay que proteger primero las
viviendas y a las personas”, recordó García Cortés, quien
concluyó que el operativo “tuvo totalmente controlado el
fuego, lo que pasa es que no se pudo evitar que el humo se
colase en las viviendas”.
“Es normal que la gente se asustase”, reconoció, ya que hubo
alguna vivienda que tenía alguna ventana abierta y se llenó
de humo, teniendo los bomberos que acudir con un tubo
ventilador.
“Es inevitable que el fuego se propague por encima de las
cabezas”, manifestó el sargento bombero, quien, no obstante,
reconoció que las llamas estuvieron tan cerca como mide el
ancho de la pista peatonal que actuó como cortafuegos y
desde donde se controló el incendio.
Así, según García Cortes, “en menos de dos horas tuvimos
controlado el incendio”, si bien luego viene el “trabajo
arduo y pesado del remate final de todos los rescoldos que
había”, lo que les llevó un trabajo hasta más allá de la una
de la madrugada.
El responsable de los bomberos desplegados en el Monte Hacho
aseguró que sólo hubo un origen del fuego, que se abrió por
tres flancos, “como cualquier incendio”.
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