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ACTUALIDAD - MARTES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2008


sofocando el incendio. m.z..

INCENDIO EN SAN ANTONIO
 

“El fuego estuvo totalmente controlado”, asegura el sargento jefe de guardia

El responsable de los 18 bomberos
desplazados al Monte Hacho asegura que, aunque el humo penetró en las viviendas, no hubo riesgo para los vecinos de la zona

CEUTA
Rober Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El sargento del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) Luis García Cortés, que estaba como jefe de guardia en el momento en el que se produjo el incendio en el Monte Hacho, aseguró ayer que no hubo riesgo ni para las casas ni para los vecinos de la zona, ya que “el fuego estuvo totalmente controlado”, si bien “no se pudo evitar que el humo penetrase en las viviendas”. El responsable del retén –encargado de realizar el informe de la actuación– explica como se sucedieron los acontecimientos y aseguró que el incendio “tenía un foco y tres flancos”, al que se hizo frente con 18 efectivos, que “en menos de dos horas” controlaron el fuego.

El responsable de los 18 efectivos de los bomberos que en la tarde y la noche del domingo hicieron frente al incendio de gran magnitud declarado en el Parque del Monte Hacho, el sargento Luis García Cortés, explicó que la primera llamada, procedente del 112, hablaba de “un conato de incendio en San Amaro”, por lo que “en principio acudimos a un fuego periurbano de los muchos que hemos atacado este verano en la zona de García Aldave”.

Se envió una dotación completa, es decir, una autobomba o vehículo ligero con cinco efectivos –un mando, un conductor y tres bomberos–, “la dotación habitual para este tipo de siniestros”, aseguró.

“Cuando llegamos al Parque de San Amaro nos encontramos con los dos vigilantes, que nos dijeron que no sabían nada de ningún fuego”, señaló el sargento del SEIS, hecho que les llevó a pensar que “nos habían tomado el pelo”.

“No se veía ninguna columna de humo, por lo que llamamos al Parque de Bomberos para que se pusiesen en contacto con el autor de la llamada y diese más señas del lugar”, reiterando el hombre –un visitante del parque en esa tarde de domingo– que existía tal incendio.

Luis García Cortés mandó entonces a un bombero al encuentro de esa persona, quien indicó el lugar exacto del incendio y advirtió que era mejor atacarlo por arriba. “Así hicimos”, reveló el sargento, “a unos diez metros de la zona donde están los ciervos, justamente debajo de un mirador de mampostería que está subiendo la carretera hacia la ermita de San Antonio”.

“Desde allí no veíamos nada, así que mandé a un bombero que bajase a localizar el foco, ya que no se advertía ninguna columna de humo”, explicó García Cortes, con lo que definitivamente se consiguió localizar el fuego, ordenando la instalación del retén en esa zona.

El responsable de los 18 bomberos decidió entonces subir con un vehículo ligero para tener una visión completa de toda la vaguada para saber por dónde acceder mejor al incendio, logrando por fin ver las llamas, las cuales “tenían una progresión muy fuerte”, motivo por el cual tomó la decisión de paralizar la instalación y llevar el vehículo más arriba del mirador, donde hay un paseo peatonal que hace de cortafuegos.

Para acceder al interior, los bomberos tuvieron que cortar la valla. “Cuando entramos veo que las llamas son tremendas y la propagación es muy rápida”, recordó García Cortes, “y tengo la certeza de que no podemos ir por detrás del fuego, porque así siempre vas perdiendo”.

“Tuve claro que el ataque debía ser a la cabeza del fuego, que en pocos minutos llegaría a lo que es la antigua discoteca de La Cueva”, manifestó el jefe del turno de guardia, quien en aquellos momentos ya había solicitado refuerzos a la central.

“Teníamos una sola dotación y no podíamos hacer un ataque de extinción hasta que no llegase otro vehículo”, explicó García Cortés, “porque nos quedábamos sin agua”.

Según aseguró el bombero, los efectivos desplazados –18– eran un número adecuado, si bien el fuerte viento, una orografía de mucho desnivel y una vaguada con “efecto chimenea” hizo que el fuego “corriese como la pólvora”.

Una vez que fueron entrando las diferentes dotaciones, el sargento fue montando instalaciones arriba para cortar la cabeza del fuego, si bien explicó que un incendio no se puede atacar de frente: “Frené la cabeza con una instalación por la parte izquierda para tener una vía de escape para el personal, lo que es totalmente necesario. En cuanto llegó otra dotación, monté otra instalación en el flanco derecho, con lo que logramos frenar totalmente la cabeza del fuego. Además, reforcé el servicio con otras dos dotaciones más”.

No obstante, otro vehículo con otro mando entró por la zona del paseo peatonal para contener el avance por los flancos hacia las viviendas, “porque hay que proteger primero las viviendas y a las personas”, recordó García Cortés, quien concluyó que el operativo “tuvo totalmente controlado el fuego, lo que pasa es que no se pudo evitar que el humo se colase en las viviendas”.

“Es normal que la gente se asustase”, reconoció, ya que hubo alguna vivienda que tenía alguna ventana abierta y se llenó de humo, teniendo los bomberos que acudir con un tubo ventilador.

“Es inevitable que el fuego se propague por encima de las cabezas”, manifestó el sargento bombero, quien, no obstante, reconoció que las llamas estuvieron tan cerca como mide el ancho de la pista peatonal que actuó como cortafuegos y desde donde se controló el incendio.

Así, según García Cortes, “en menos de dos horas tuvimos controlado el incendio”, si bien luego viene el “trabajo arduo y pesado del remate final de todos los rescoldos que había”, lo que les llevó un trabajo hasta más allá de la una de la madrugada.

El responsable de los bomberos desplegados en el Monte Hacho aseguró que sólo hubo un origen del fuego, que se abrió por tres flancos, “como cualquier incendio”.
 


El Parque de Bomberos se queda siempre con un mínimo de doce efectivos desde hace un año

Desde hace más de un año, la Jefatura del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento consiguió de la Consejería de Gobernación la obligación de que hubiese un mínimo de doce efectivos siempre en el Parque de Bomberos, mientras que en el pasado, según explicó el sargento del cuerpo Luis García Cortés, se había llegado a estar con nueve personas de guardia para hacer frente a algunos incendios de consideración. No obstante, en la actual plantilla del cuerpo existen un total de 26 vacantes: 17 de bomberos, cinco de cabo y cuatro de sargento, la mayoríade ellas desde hace varios años, vacantes que vienen motivadas porque en los últimos cinco años ha habido varias bajas por jubilación sin que se produjese el ingreso de nuevos efectivos.
 


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