No conocía yo esta bonita
localidad navarra, pegada a Tafalla, y como pienso que
cualquier ocasión es buena para conocer todo lo bueno que
hay en nuestro país, en vez de quedarme en Pamplona, al
tener que asistir a la boda de un sobrino, decidí pernoctar
un par de noches en el Parador Nacional que con sumo gusto y
en un lugar de ensueño hay en esta localidad..
Antes de llegar a Olite, y por aquello de que es bueno
siempre que uno pueda recorrer un poco del Camino de
Santiago, desde Burgos y dejando de lado las autopistas, que
sirven para ir más deprisa, pero en las que no ves nada más
que carretera, me pasé por Santo Domingo de la Calzada, otra
de las joyas de España que se conoce mucho menos de lo que
debiera conocerse.
También me quedé una noche en el parador de Santo Domingo de
la Calzada y me he dado cuenta de que cada Parador, allí
donde se ha instalado, representa un punto histórico en la
geografía de nuestro país. Si alguien no ha pasado por este
parador en pleno corazón de la Rioja que busque una de esas
vacaciones de un par de días y verá lo que es un lugar que
nunca va a olvidar.
Pero vuelvo a Olite porque para mí ha sido una auténtica
sorpresa. La localidad no es demasiado grande, pero es
accesible desde una autopista, con lo que se llega con
demasiada rapidez desde Zaragoza, desde Pamplona, desde
Vitoria..., esto es, no hay que perder mucho tiempo para
llegar a ella.
Su parte antigua es un constante monumento, y como además
coincidí con la celebración de la fiesta de la vendimia,
pues el ambiente era totalmente festivo y festivo de verdad.
Yo no pude ver en su totalidad la fiesta, por aquello de
tener que marcharme a Pamplona, como he dicho, a la boda de
un sobrino, pero aún así sí que pude degustar el ambiente
sano, la tradición de una ruta de los vinos de Navarra, y
las atenciones de la buena gente de esta zona. Tengo que
repetirlo, es un lugar desconocido para muchos españoles,
especialmente de Madrid hacia el sur y creo que es un
ultraje tratar de conocer lugares exóticos de países que se
han puesto de moda últimamente y no conocer lo nuestro
propio, porque Navarra también es parte y parte muy
importante de la geografía española.
Al llegar a esta pequeña localidad, repito, de Olite lo
primero que me encuentro es que la mayor parte del centro no
es utilizada por la circulación pesada y ligera de los
coches o camiones. Yo pude llegar hasta el parador pero
sabiendo que podía detener allí el vehículo un máximo de
quince minutos y luego buscar aparcamiento, que lo hay, pero
fuera del recinto histórico. Es lo más cómodo para uno que
llega nuevo.
El parador está instalado en lo que fue un castillo medieval
y a su lado hay una iglesia de transición del románico al
gótico, con lo que al meterte aquí has pasado de todo el
estrés de nuestros días a la más clara tranquilidad de otros
tiempos que nosotros, obviamente, no hemos vivido.
Y para que nada falte, en la dirección de este parador de
Olite, un hombre de la vieja escuela de paradores, Ángel
Aliste López, que no sé como se las arregla, pero está
siempre al tanto de todo lo que está ocurriendo allí y con
una amabilidad difícil de encontrar en ningún centro
hotelero, Así se explica, pues, que su equipo de trabajo,
marche como un reloj.
Una estancia corta, pero sabrosa. Desde luego volveré a
Olite y a ustedes se lo recomiendo.
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