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OPINIÓN - VIERNES, 29 DE AGOSTO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

29. La Dinastía Idrisí (I)
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

La Dinastía Idrisi abarca ciento treinta tres años (de 788 a 921), estando representada por nueve soberanos que, aun cuando su genealogía procedía de Oriente Medio, arabizaron e islamizaron el país “marroquinizándose” y fundiéndose con él: al fin y al cabo, no era posible una marcha atrás, por lo que de mano de los Idrisíes nació la primera dinastía marroquí. Suelen distinguirse dos periodos concluyendo el primero con el bisnieto de Idris I, Yahya II, “el último de los Emires de la rama principal Idrisí” según apunta el historiador tetuaní Azzuz Hakim y al que sucede un tío suyo, Alí II (860-880).

Idris II fue sucedido por su hijo Mohamed I (829-838), una época “en la que el Estado Idrisí se dispersa a causa de numerosos conflictos que oponen a sus sucesores, engendrando una serie de anarquía y guerras civiles impidiendo la continuidad de la paz y la seguridad”, reconoce Touhami. Mohamed I, según la tradición aconsejado por su abuela, la beréber Kenza, decide dividir el reino entre sus hermanos mayores quedando él como rey de Fez, desatándose las tensiones y luchas por el poder: Al-Kasim obtiene Tánger y Basra, situada al sur, Omar obtiene Gomara (en la costa norte), Daud obtiene la zona de Orán (en la actual Argelia), Yahya gobierna en la región de Beni Mellah, Hamza se queda en el feudo original, Oualili (Volúbilis, junto al Yebel Zerhum), Isa se concentra en la antigua Chellah y Abdaláh gobierna la actual zona de Gulimen, al sur. Esta falta de visión política de Mohamed I fue fatal para el futuro del estado Idrisi, que ni en sus mejores momentos llegó a controlar gran parte del Marruecos actual, escapando a su autoridad parte de la región norte (Tetuán, el reino de Ceuta y el emirato del Nekor), así como “todo el Atlas Medio y la mayor parte del Marruecos Oriental hacia el Sur” (Azzuz Hakim). Mohamed I, soberano pacífico y tolerante, hubo de enfrentarse a la rebelión de su hermano Isa, gobernador de Chellah, auxiliado por Kasim desde Tánger, que son reducidos por su otro hermano Omar; pese a todo, Mohamed I consigue finalmente legar el trono a su hijo Alí I (838-848), quien logra le presten juramento los bereberes Awraba del Yebel Zerhum (interesante detalle); a éste le sucede su hermano Yahia I (848-859), el “arquitecto” de Fez, quien refuerza la ciudad levantando la mezquita de Fátima (embrión de la actual Karauin) y empezando la de Al-Andalus. Tras morir le sucede también su hijo, Yahya II, quien se mantuvo en el trono tan solo un año (¿860?) siendo reemplazado por su tío. Según la tradición el pueblo de Fez no aceptó que se enamorase de una bellísima judía, Hanna (según Al-Kirtas “una de las mujeres más hermosas de su tiempo”), a la que logró violar en un baño; tras la rebelión de uno de los jefes árabes, Yahya II se ve obligado a atrincherarse en el barrio de los andaluces (recordemos que la ciudad de Fez estaba dividida en dos partes, separadas por el río), donde muere el año 894.

Tras su fallecimiento la ciudad es conquistada por Alí Ben Omar Ben Idris, pasando el reino de los hijos de Mohamed I (descendientes en línea directa del primer soberano Idrisi) a los hijos de su tío Alí Ben Omar (Alí II, 860-880), quien logra rehacer parte de la unidad del reino pero teniendo que enfrentarse a la rebelión de un caudillo khariyí venido de Al-Andalus.
 

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