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cultura - JUEVES, 28 DE AGOSTO DE 2008


El subteniente Aznar es el encargado. ep.

biblioteca militar
 

Encerrados entre joyas... y libros

La biblioteca militar está en pleno
proceso de catalogación para adaptarse a las exigencias de Defensa y posee alrededor de 26.000 fondos, entre sus reliquias, libros anteriores a 1901 y del Protectorado
 

CEUTA
Luis Parodi

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La Biblioteca Militar contiene en sus estanterías esos libros añejos, cuyas pastas rezuman sabiduría y cuyas hojas se han vuelto macilentas con el paso del tiempo, siglos en muchos casos. La Biblioteca Militar es un lugar reciente que ocupó hace ya más de un lustro la esquina en la que residía una botica tradicional, con una superficie amplísima, donde ahora conviven estos documentos que suponen un reclamo para los ‘capos’. “Dios no quiera que sepan el valor que se concentra aquí dentro”, comenta el teniente coronel Trallero, encargado de controlar el Centro de Historia y Cultura Militar, del cual depende esta Biblioteca.

En sus anaqueles se distribuyen los libros según la ancianidad y la tipología. Aquí el viejo es el más valorado y mimado. El libro cano ofrece un poso de sabiduría que se destapa en las manos de los militares que vienen a consultar la historia de las guerras de África. El general Torrecilla, actualmente en la reserva, es uno de los más aficionados al estudio de esta época. Los tomos dedicados a la Guerra de África, Protectorado, Ceuta y Melilla suman en total unos 2.000 ejemplares. Además de este género, esta biblioteca presume de conservar libros de manuales referidos a la ingeniería u otro campo específico militar. La cifra de este bloque asciende a los casi 6.000. Los libros anteriores a 1901 componen otro campo, con un número de fondos superior a los 4.000, divididos entre militares y civiles. Por último, las novelas, que hacen el resto, hacen un total de 26.000 fondos.

Después de seis años de cara al público los últimos dos veranos este centro ofrece sitio para 30 estudiantes. “Está muy bien para los chavales que vivan en el centro”, comenta Trallero. La sala está en silencio, bastante más que el que puede encontrar el estudiante en la UNED. Pero esta Biblioteca carece de una catalogación de libros avanzada. A pesar de la ancianidad de los documentos que posee, su vida es joven y acaba de echar a andar. A pesar de que todos los libros se encuentran localizados dentro de las galerías interiores, esta Biblioteca Militar aún no ha alcanzado el nivel de desarrollo necesario para ajustarse a las exigencias de la Red de Bibliotecas de Defensa (RBD) que ofrecen a sus lectores, entre otras cosas, porder consultar fondos a distancia a través de internet, no sólo localizarlos, sino también leerlos. “Nosotros todavía estamos muy lejos de conseguir eso”, advierte el subteniente Aznar, responsable y encargado de la biblioteca. El poco personal del que dispone esta biblioteca, muy por debajo del que debiera ser según la plantilla prevista, apenas puede con toda la labor de catalogación que hay en el interior. Ya se ha avanzado algo y, casi el 100 por cien de los fondos que versan acerca de la Guerra de África, ya están catalogados y al servicio de la RBD, “aunque la biblioteca no está muy modernizada”, indica Trallero. Los libros que se encuentran aquí pertenecen al pretérito y no al presente. Sin embargo, ese pretérito es a veces una reliquia que sólo puede encontrarse en Ceuta, una de las bibliotecas con fondos más valiosos del Ejército español.

La RBD obliga a los centros a catalogar según un nuevo programa llamado Asinet y que se utiliza en todas las bibliotecas del Estado. Gracias a la participación de una escuela taller en 2007 se consiguió adelantar bastante trabajo. El subteniente Aznar es la única persona empleada para llevar a cabo todo el proceso de catalogación, que puede durar, al menos, un año más. A su lado hay, en la actualidad, un brigada en comisión de servicios y una empleada en formación por una escuela taller. En noviembre, Aznar acudirá a un curso rápido de biblioteconomía para cursar todos los fondos, según exige Asinet.

“La intención de Defensa es que la totalidad de libros queden registrados a final de año, pero eso es una quimera”. Los más añejos serán los primeros en ser catalogados; los anteriores a 1901, los más valiosos. En cada biblioteca militar existen, incluso, libros repetidos, “pero que deben permanecer, porque en el futuro se intercambiarán con otras bibliotecas para enriquecer los fondos”, explica Aznar. El documento más antiguo que posee la Comandancia es de mediados de 1700.

Tanto los libros antiguos como los referentes a la Guerra de África están bajo custodia y resulta muy difícil conseguir autorización para leerlos.
 

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