Los voluntarios de la Oficina Provincial de la Cruz Roja de
Ceuta pusieron en marcha ayer una de las últimas actividades
al aire libre para residentes del Centro de Estancia
Temporal (CETI). La penúltima de las visitas de verano
estuvo dedicada a la diversión y el ocio en el Parque
Marítimo del Mediterráneo donde adultos y niños pudieron
disfrutar de una jornada muy sugerente. Dinámicas de ocio y
tiempo libre, aprender a nadar, acompañadas por las buenas
temperaturas registradas en el día de ayer y los baños en
los lagos, fueron las encargadas de ayudar al colectivo a
salir de la rutina habitual dentro del CETI.
“Ha sido un día inolvidable tanto para los niños como para
nosotros”. Así valoró Benjamín Scharberg, responsable de
ocio y tiempo libre de Crus Roja en el Centro de Estancia
Temporal (CETI) de Ceuta, la jornada de ayer acontecida en
el Parque Marítimo del Mediterráneo.
Como cada miércoles durante la época estival, e iniciativa
realizada este año por primera vez, varias familias del CETI
realizaron una excursión al citado recinto acompañados por
los voluntarios de Cruz Roja. En concreto, 17 fueron los
afortunados en pasar una jornada divertida y alegre fuera de
la residencia; cuatro familias, dos de ellas monoparentales,
y siete niños.
Transportados en una furgoneta del voluntariado, los
participantes llegaron sobre las doce y media de la mañana
al Parque. Y mientras los adultos se asentaban, lo más
pequeños no dudaron en pegarse un chapuzón en las piscinas.
Eso sí con una sonrisa deslumbrante y efusiva. Antes de
almorzar, “hemos realizado actividades y juegos para iniciar
la propulsión y el desplazamiento acuático de los niños.
Aprender a nadar les ha encantado”, confesó Scharberg. Y
cierto es que el agua abre el apetito, y qué mejor forma que
con el picnic que les habían preparado. “Nos hemos comido
unos bocadillos de tortilla de atún, que estaban que no
veas”, añadía entre risas el responsable de ocio.
En las horas de la tarde muchos aprovecharon para tirarse en
las tumbonas al sol y otros, para echarse una siestecilla.
Los niños, evidentemente, no pararon de correr y disfrutar
de las instalaciones que ofrecía el recinto, y a las que no
están acostumbradas.
“Es una experiencia inolvidable. Nada más verlos con esa
cara alegre, disfrutas y coges fuerzas para seguir porque
ellos también tienen derecho a pasarlo bien. Y más estos
niños, acostumbrados a convivir con muchas culturas en el
CETI y a mayoría son adultos”, se sinceró Carmen González,
trabajadora y voluntaria de Cruz Roja.
No faltaron en la jornada, los ricos helados, que lo
pequeños no dudaron en reclamar instantes antes de regresar
al Centro de Estancia Temporal, a eso de las seis y media de
la tarde.
Para la sesión de ayer no estaba preparada esta salida,
repetida por segunda vez por los reclamos de los residentes
del CETI. Así que el miércoles próximo realizarán la que
estaba planteada: visitar el club de hípica y cabalgar sobre
un pony. La última de las actividades que desarrollarán los
voluntarios de Cruz Roja tras haber pasado por las zonas del
Desnarigado, las visitas a los miradores, el monte Hacho y
otras cuantas propuestas.
Aunque no han concluido su calendario, “podemos decir que ha
sido un verano nuevo, el mejor de todos, y para ellos, los
niños, se habrá quedado corto. Lo cierto es que tanto padres
como hijos se han portado muy bien en todos los sitios”,
comentó Benjamín Scharberg.
Otro de los aspectos que destacaron los voluntarios de Cruz
Roja fue la facilidad y la rapidez en el aprendizaje de los
niños del CETI y la adaptación a todo tipo de culturas y
normas. “En el programa de verano contamos con un profesor
que les enseña español y los grupos que ya están más
adaptados nos los derivan a nosotros para llevárnoslos a las
excursiones”, concluyó el responsable de ocio y tiempo libre
de Cruz Roja en el Centro de Estancia Temporal.
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