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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE AGOSTO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

27. Idris I: nacimiento, oficial, de una nación
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Tradicionalmente (también ahora), el Maghreb ha sido tierra de acogida para desplazados y exiliados de todo tipo que, en el caso de contar con algún tipo de ascendencia noble (árabe, familia del Profeta…) eran rápidamente acogidos. Al-Nafs Al-Zaquía, Imám descendiente de Mahoma por su hija Fátima fue derrotado y muerto en el 786 en Arabia, durante el transcurso de una rebelión, por un poderoso ejército abasida; su hermano Idris logró huir, alcanzando Fustat (la capital del Egipto musulmán) para continuar hasta el Maghreb después de atravesar Kairuán y Tremecén acompañado de algunos seguidores, recalando en Tánger dos años antes de afincarse en Oualili (la antigua Volúbilis romana), a los pies del Yebel Zerhum, donde fue proclamado Imám (789, 172 de la Hégira) por la tribu beréber local de los Awraba (originaria de Argelia) que, pasando por alto su adscripción al shiísmo (la segunda corriente del Islam después de la ortodoxa sunní) veían en él, sobre todo, un “xerif” descendiente del Profeta. Al-Bacri e Ibn Khaldún reseñan su pertenencia al “mutazilismo” (doctrina filosófica).

Antes de morir envenenado (julio de 793) por orden del Califa Abasida, Idris I aglutina y lidera una coalición beréber embarcándola en un proceso de expansión territorial por el actual Marruecos, sin alcanzar las planicies atlánticas al sur de Chellah (reino Barwata) o el Rif (emirato del Nekor, reino de Ceuta…) pero sí tomando la región de Taza y la ciudad de Maisena; “tenemos que admitir (señala Azzuz Hakim) que las guerras de Idris iban dirigidas no contra los barwuata -a quienes no parece que se haya atrevido a atacar- sino contra las tribus judías y paganas del este del Maghreb”, añadiendo: “En lo que si están de acuerdo todos los historiadores es en que Idris obligaba a todas las tribus que sometía a abrazar el Islam”. Efectivamente, Al-Kirtas reconoce que esas regiones estaban insuficientemente islamizadas, habiendo numerosas tribus judías y cristianas así como “una masa de población beréber que no había renunciado por completo a la idolatría y al culto del fuego” (…); “Más no cesó el Imám Idris de combatirlos y desalojarlos hasta que abrazaron el Islam de grado o por fuerza…; castigó con la muerte o la esclavitud a los que rechazaban el Islam, asoló su territorio y destruyó sus fortalezas”. Tras la dura conquista emprendida, su reino (embrión del actual Marruecos según la historiografía oficial) según Terrasse “Parece haber comprendido todo el norte marroquí, sin las regiones costeras, la región de Taza, las llanuras atlánticas hasta el Buregreg, el país al sur de Mequinez hasta Tadla; al sur de Fez, la región del Alto Sebú; en fin, una zona de influencia indirecta alrededor de T´lamsan”. Recordemos que al norte, en la costa, permanecieron independientes el emirato del Nekor (junto a Alhucemas) y el pequeño reino de los Beni Isäm de Ceuta.

La legitimidad de Idris I era fundamentalmente religiosa,. De ahí infiere correctamente V. Morales que “aun cuando berberizada étnica y culturalmente, la Monarquía en Marruecos poseerá desde un principio una aureola, un perfil ‘santón’, chorfa, de entronque próximo al profeta. La legitimación religiosa del futuro sultán estuvo servida desde un principio”. Ciertamente.
 

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