Hacer oídos sordos es el deporte
nacional con más medallas. He aquí una ínfima muestra: Los
ayuntamientos hacen oídos sordos ante el problema del ruido.
La prueba es que ninguno ha presentado el plan exigido por
ley para frenar las agresiones acústicas. Como canción del
verano tenemos siempre la misma: la falta de médicos.
Prohibido ponerse enfermo en agosto. Parece que no hay falta
de médicos, sino una mala distribución de los mismos. Pues
no hagan oídos sordos por más tiempo y distribuyan los
recursos, que no son palabras necias, sino la realidad pura
y dura. Oídos sordos al castellano que es la lengua española
oficial del Estado. El ratón Pérez se ha llevado consigo el
que todos los españoles tengan el deber de conocerla y
derecho a usarla. Oídos sordos a la bandera de España en sus
edificios públicos y en sus actos oficiales. Oídos sordos,
en fin, a tantas inseguridades y a tan pocas garantías
jurídicas.
La sociedad, en demasiadas ocasiones, parece estancada en
aquello de que por uno me entra y por otro me sale. Nadie
parece tener sentimiento de culpabilidad por nada ni por
nadie, y mucho menos conciencia de haber violado una
obligación. El caradura suele jugar con ventaja en un campo
corrupto como el actual, donde la sordera interesada es el
pan nuestro de cada día. No hay nadie que nos libre de esta
prisión. Nos queda esperar a las nuevas generaciones. Lo que
si se lleva ahora, quizás más que ayer, y deseo que también
más que mañana, es el orgulloso sentimiento de superioridad,
la jerarquía llevada al último extremo. Todo esto regado con
el espumoso don dinero. Pero a la hora de la verdad, ¿quién
responde por tantas penas que podrían haberse evitado? No me
extraña que viendo el vía crucis presente, los jóvenes
españoles pidan mucha más mano dura, inclusive la cadena
perpetua. Frente a una ciudadanía que se deja cautivar y
cultivar por la duda y el cinismo, la pasividad y la
impotencia, hay una juventud dispuesta a llamar a las cosas
por su nombre y a poner a cada cosa en su sitio. Son nuestra
luz en la noche de cuchillos afilados.
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