Esto no ha cambiado. En los
últimos cuarenta años ha habido media docena de cambios de
planes de estudios en primaria y en secundaria, bachillerato
incluido, pero los exámenes siguen ahí, y los de septiembre
con la misma problemática de siempre:” si no pasas ahora
habrás de repetir”.
A medida que van sucediéndose las variaciones,
aparentemente, para “dar más facilidades”, lo único que se
ha logrado es que, cada día, el nivel sea más bajo, pero el
“caramelo” que parecía ponerles en los labios a los
estudiantes, cuando llega el momento de la verdad se les
quita de la boca.
Planes y más planes van cayendo, pero al final lo que en
tiempos de “Maricastaña” era el Examen de Estado, y luego ha
tenido mil variantes más, hoy “se llama” Selectividad, paso
imprescindible para poder ir a la universidad, por ejemplo.
Hace unos días, paseábamos por una céntrica calle de Santo
Domingo de la Calzada. Inmediatamente delante de nosotros
iba una parejita de jóvenes que, a falta de otro tema más
agradable, hablaban de los exámenes:
“No sé lo que puedo hacer ya, con tan pocos días como faltan
para el 1 de septiembre, día que tengo que hacer dos
exámenes”. (Decía ella).
“Yo no me preocupo ya de esas cosas, porque dejé las dos
primeras semanas para descansar, luego ese viaje que tuve
que hacer con mis padres, y luego..., ya sabes, la falta de
ganas de estudiar, me han traído de cabeza hasta ahora y si
me presento es porque no me queda otro remedio, pero estoy
convencido de que el año que viene seguiré en segundo”. ( Es
lo que él decía).
“No sé, pero mi familia se está hartando de que todo el día
esté de paseo y si no paso, al menos dos de las que me
quedaron en junio, tendré que repetir, otra vez, primero.
(Era la preocupación de la muchacha).
Naturalmente, perdimos el contacto, ellos seguían con lo
suyo y nosotros recorríamos esta localidad riojana, en la
que no habíamos estado nunca.
Sin embargo, esta conversación, esta problemática, la
podremos oír en Madrid, en La Coruña, en Gerona o en
Algeciras, y lo malo de ello es que con una titulación, a
secas, hoy no se puede ir a ninguna parte, pero sin ella no
te puedes ni mover.
Los exámenes de septiembre, sabemos por experiencia que en
contadas ocasiones corrigen la falta de conocimientos que
hay en junio, y no estamos hablando por salir del paso, sino
por la experiencia que nos dan los cuarenta años que
llevamos como docentes.
Altas temperaturas, playas o montaña, vacaciones de los
padres que no se las pueden perder para que el “niño”
estudie, ayudan a que lo que en junio era malo, en
septiembre sea peor.
¿Solución? Si alguien la encontrara ya tendría asegurado el
Premio Nóbel a perpetuidad. Aquí no hay “maquinitas” que
pasen del no saber a tener gran formación, o de aprobar sin
trabajar, y como la palabra “trabajo” está en desuso, y cada
vez más, no van a ser los “pobres estudiantes” los que se
hagan con la exclusiva de ese vocablo, especialmente,
durante el verano.
Y como, además, estamos entrando en la “era de los cupos”,
pues día llegará en el que también habrá cupos para aquellos
que no tienen, ni tuvieron ganas de estudiar jamás. Aquí hay
para todos.
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