Para el conjunto de los musulmanes, en lo referente al culto
islámico cinco son las principales obligaciones o Pilares
del Islam (“Arkân al-Islam”) que vinculan al creyente con su
religión, si bien en ésta son más bien considerados como
actos de devoción (“Ibadat”). Tradicionalmente son las
siguientes: la “sahada” o profesión de fe (“No hay más Dios
que Dios y Mahoma es el Profeta de Dios”), afirmación
primigenia muy utilizada en la vida cotidiana; la “salât” u
oración ritual cinco veces al día a unas horas determinadas,
después de la ablución ritual (“tahara”), es un rito muy
explícito tanto en el Corán como para el Profeta, al que se
le atribuye un conocido y popular “hadit”: “Cada vez que uno
de vosotros realiza una oración, está en estrecha
comunicación con Dios”; el “sawm” (también conocido como “siyam”)
o ayuno del sagrado mes de Ramadán, que tiene lugar una vez
al año durante el noveno mes del calendario islámico y de
gran incidencia social; el “hach” o peregrinación anual a La
Meca durante el último mes del calendario, a la que están
solamente obligados aquellos musulmanes que pueden
permitirse el viaje y siempre que a su familia no le falte
nada en su ausencia; finalmente, la “zakât” o limosna legal
aparece en el Corán y suele calcularse como un porcentaje
del patrimonio. Los jariyitas históricos y algunas
corrientes extremistas actuales, incluyen también a la
“yihad” o guerra santa como un “sexto pilar”. Esto, sobre el
papel; después y en la práctica, la obligatoriedad de
algunos de estos “pilares” se ven sensiblemente rebajadas si
bien, en teoría, los cinco pilares tradicionales son
obligaciones personales (“fard al-´ayn”) que incumben a cada
uno de los miembros de la “Umma” o comunidad islámica.
Ciertas interpretaciones rigoristas, como el wahabismo, dan
casi tanta importancia (por ejemplo rezando) a la forma como
al contenido. Omar Khayyam cantaba en una de sus cuartetas o
“Rubaiyyat”: “El musulmán reza los viernes, el judío los
sábados, el cristiano los domingos. Pero el auténtico
creyente reza a Dios y no a los días”.
Conviene advertir que éstas obligaciones son mencionados
superficialmente en el Corán, siendo posteriormente
sustentadas en “hadices” y tradiciones (“sunna”) del Profeta
consensuadas por la comunidad musulmana al principio de su
historia, siendo particularizados con el tiempo por la
literatura islámica y, sobre todo, por la ley (“sharia”),
preocupada por la dimensión física y social de la vida
religiosa. Estos requerimientos de la fe requieren tanto una
actitud espiritual interna como, cara a la ortopraxia
social, un símbolo externo de la intención (“niyya”) y el
cumplimiento final por parte del creyente del acto. Una
aleya del Corán advierte: “¡Desgraciados los que oran y lo
hacen negligentemente, por ostentación” (Sura 107, 4-7).
En su momento iremos analizando cada una de estas cinco
obligaciones por separado así como el concepto y alcance de
un controvertido término polisémico, “yihad” (esfuerzo,
lucha), concepto coránico ampliamente comentado en la
literatura islámica (“Gran yihad y pequeña yihad”) pero que
desde la ortodoxia no forma parte de los “Pilares del
Islam”, aun cuando es usual en los movimientos musulmanes
extremistas modernos mientras que, sin embargo, generalmente
en el Corán y en la Tradición (“Sunna”) suele entenderse
como “esforzarse en el camino de Dios”.
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