Por dramático que pueda parecer la
Delegación del Gobierno en Ceuta acierta de lleno
manteniendo una posición de firmeza en lo que al respeto a
la legislación vigente en materia de Extranjería se refiere
pese a la presión que cerca de 70 inmigrantes de
nacionalidad hindú mantienen desde hace ya casi medio año,
cuando huyeron del Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes (CETI) local y se instalaron en las colinas
cercanas para exigir que no se les repatriase y se les
concediesen los correspondientes permisos para vivir y
trabajar en España. La institución de la Plaza de los Reyes
ha vivido desde entonces presiones casi continuas y desde
muy variados frentes para que volviese a abrir la mano e
incurriese en el mismo error en el que ya cayó cuando
facilitó la llegada a la península de una treintena larga de
bangladeshíes que tomaron el mismo camino. Ese fue el
precedente más negativo que sembró la representación de la
Administración General del Estado en relación con esta
materia, pues nadie como sus compañeros del CETI sabe por
qué, cómo y hacia dónde salió aquel grupo de inmigrantes
irregulares Cuando el grupo de hindúes residente en las
instalaciones vio que se acercaba la fecha en la que sus
miembros serían identificados y, con toda probabilidad,
devueltos a su país de origen, tomaron el mismo camino por
el que habían visto salir con éxito a sus antecesores
bengalíes. Fue la propia Delegación del Gobierno la que puso
entonces coto a cualquier posibilidad de repetir la
situación, que amenazaría con convertirse en una forma de
respuesta cotidiana a cada decisión oficial con respecto al
grupo de inmigrantes indocumentados acogido. Resulta
estremecedor escuchar el testimonio de los hombres que
residen a la intemperie desde hace seis meses, pero
Delegación hace bien recordándoles que su situación en
España no cambiará por dónde se instalen. Y mientras, seguir
preocupándose por su estado como si viviesen en el CETI
porque, no se olvide, en territorio español siguen bajo su
responsabilidad.
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