PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

sociedad - SÁBADO, 23 DE AGOSTO DE 2008


Panorámica del Parque Marítimo. a.s.

reportaje / La otra cara de la moneda
 

¿Qué ocurre en el Parque
Marítimo cuando cae la noche?

Desde primeras horas de la mañana
hasta la madrugada, casi un centenar de trabajadores se encargan de que uno de
los lugares más exuberantes de la ciudad
se encuentre en óptimas condiciones

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nada más entrar cualquiera podría imaginar que se trata de un paraíso terrenal. Gigantes palmeras que casi alcanzan el inmenso cielo, impresionantes lagunas que desprenden olor a sal, exóticas plantas que dan color al verde prado y una hilera frondosa de hamacas blancas que se despliegan a lo largo y ancho de todo el recinto.

Con estas descripciones se podría presentar el legado que dejó César Manrique en la ciudad autónoma de Ceuta y que hoy ceutíes y visitantes conocen como el Parque Marítimo del Mediterráneo. Una atracción que se presenta como alternativa a las playas y que acoge a un altísimo número de visitantes cada día. ¿Motivos? Variados. Comodidad, tranquilidad, diversión, relax. Innumerables adjetivos que califican al Parque como uno de los lugares más exuberantes de Ceuta.

Pero, ¿qué o quienes hacen posible este paraíso en la tierra ceutí? Un total de 60 trabajadores dedicados al mantenimiento, la jardinería, la electromecánica y la seguridad. Pilares que constituyen el esqueleto del Parque. “Aunque dentro de estas áreas existen muchas variantes de actividad como son los socorristas, vigilantes, limpiadores, taquilleros, fontaneros, albañiles y un largo etcétera de maniobras que mantienen el recinto impecable para que nada, o muy poco, pueda fallar”, explicaba Ernesto Sánchez, jefe de personal y servicios del Parque.

Uno de los primeros colectivos que aparecen a tempranas horas de la mañana son los jardineros que se encargan de que este similar parque botánico reluzca ante los brillos del sol, ya que en él se pueden catalogar más de 200 especies vegetales procedentes de diversos puntos del globo terráqueo. Causa que puede justificar el distinto tratamiento químico que recibe cada planta.

“Las funciones que realizamos son la de corte y mantenimiento de césped, riego, todo con mucho cariño y estar pendiente de los más de 12.000 metros cuadrados que tenemos. Utilizamos abonos naturales y fertilizantes y se consumen unos 600 kilos de nitrofosca, componentes que necesitan las plantas, además de nitrógeno, sales, potasio, magnesio. Todo según las necesidades que yo vea que tiene cada planta”, explicaba José Luis de Miguel, jefe de jardines del Parque.

Luego, los responsables de mantenimiento inician su dura jornada. Unos se encargan, mañana, tarde y casi noche, de limpiar los vestuarios; otros de revisar y adecuar los aseos cada quince minutos; riego de suelos, revisión de hamacas y sombrillas, los comerciantes en sus establecimientos, los restaurantes a su gastronomía. Cada persona, realizando su función. Y minutos antes de que el público llegue, los socorristas velan por la seguridad de niños y adultos. “Se llega por la mañana y acudimos a un cuarto que tenemos con nuestras cosas: el flotador de rescate y eso. Se pasa por los lagos, se revisan; escaleras por si ha caído algo de la noche anterior, se hace una revisión completa del lago y cada uno a su puesto para vigilar durante el día a todos los clientes. Además, la satisfacción de dar este servicio, el de socorrismo es gratificante, ayudando a las personas en todo lo que necesiten”, argumentaba Yamal Dris, coordinador de los socorristas del Parque. Y no podían faltar los taquilleros; esas personas que amablemente, con una sonrisa en el gesto, reciben a todos los visitantes que acceden a las instalaciones.

La jornada transcurre con normalidad, como casi todos los días, porque pocos han sido los altercados acaecidos dentro del recinto. Pero al caer la noche, el enigma y el misterio se apoderan del Parque, ya que éste va adquiriendo vida propia en las noches del lunes y el jueves, cuando se produce el vaciado y la limpieza de los tres lagos.

Todo comienza en la sala de bombas, el corazón del Parque. “Aquí está el control donde se manejan las tres bombas, la de vacío, impulsión y el geiser, que es el que manda el chorro hacia arriba de 50 metros en las piscinas. Primero actúa la bomba de vacío, luego las otras bombas, la válvula general de impulsión y ya abrir todas las cataratas y empezar a caer agua sobre ella”, explicaba Antonio García, jefe de mantenimiento del Parque, en relación al proceso de vaciado y relleno de las piscinas. Aunque no todo es coser y cantar. Los lagos se vacían en una hora, aproximadamente, y se llenan en cuatro. ¿Y por qué la diferencia? “El agua la extraemos directamente del mar, a unos 18 metros de profundidad. Pasa por una depuradora, para eliminar las algas y residuos, porque no reciclamos el líquido de las piscinas”, confesaba García.

Unas seis personas son las encargadas, las noches de los lunes y los jueves, de sanear las piscinas del Parque, eso sí, provistos de mascarillas, guantes y vestuario para evitar intoxicaciones de hipoclorito: un desengrasante vertido sobre la superficie de los lagos parecido a la lejía. Producto estrella la limpieza de esta. A lo que se añade otra fase, la de fumigación. “Se suele hacer cada veinte días en cada lago, aproximadamente, para desinfectar y evitar el verdín y los hongos en el suelo. Se tarda una hora y media, o dos horas, y se realiza a través de una tolva de uso manual, que lleva unos 350 litros de hipoclorito. Va fumigado a través de una bomba. Con ello hacemos los suelos, acceso de escaleras y piedras. Partimos desde playa, luego cocoteros y lotes, acceso de escaleras, suelo y ya pasamos al lago central. Así tenemos las piscinas al día“, contaba Miguel Sánchez, coordinador de la limpieza en los lagos del Parque.

Mientras se realizan todas estas operaciones, sonidos de mangueras, bombas y fumigaciones inundan el Parque, de ahí que pueda decirse que este adquiera vida propia, ya que los pulsos de las bombas se semejan a los latidos de un corazón.

El corazón del Parque Marítimo del Mediterráneo, disfrutado por todos los enamorados de la exuberancia y los placeres que el aroma a sal y el olor a hierba fresca se desprenden del recinto. Y a lo que se añade el cariño y la constancia de los 60 trabajadores que se preocupan porque el Parque se encuentre sano y nunca enferme.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto