Estoy recorriendo la ciudad con
“Satelis” en busca de algo que sirva para un reportaje, o
como menos para el diario artículo de opinión, cuando al ir
a tomar un refresco que me alivie del calor, la noticia que
sale por la televisión del bar me llena de congoja.
Terrible accidente que no puede dejar insensible a nadie.
Más de 150 muertos hunde mucho la moral de uno.
No tengo ninguna necesidad de es escribir sobre ese
desgraciado accidente de Spanair, ya colma el interés de
todos los españoles todos los medios de comunicación, sin
excepción, por lo que sólo voy a enviar mi más dolido pésame
a los familiares de las víctimas y un irrefutable deseo de
que los heridos sanen cuanto antes.
Con el mortal accidente ocupando buena parte de mis células
grises resulta muy difícil encontrar ideas para proseguir
con mi artículo. Una especie de bloqueo mental me suma en
una tristeza que, por desgracia, es repetitiva a causa de
los numerosos desajustes de los circuitos humanos.
Creo notar un ambiente enrarecido en la política local
mientras en el mundo comienza a supurar un nuevo orden que
sin embargo contiene viejos ingredientes: las armas, en unos
instantes que resultan bastante peligrosos.
Uno de esos raros instantes se ha materializado estos
últimos días. Se afirmará que agosto de 2008 señala el
regreso ruso a la arena internacional y la consolidación de
un mundo multipolar. Porque, en efecto, tras cerca de 20
años de ostracismo Rusia ha vuelto de nuevo, y lo ha hecho
de forma claramente perceptible por el resto del mundo.
Ante nosotros se dibuja un futuro crecientemente complejo,
en el que Europa ha de velar por sus legítimos intereses
estratégicos.
Regresando a lo nuestro, a la política española, mucho
lamento seguir descubriendo el mal uso que hacen los
políticos peperos de sus supuestos derechos, que niegan a
las demás fuerzas políticas, con una insistencia rayana en
la paranoia más común.
Si hay crisis financiera en el país, esta crisis viene y va
sea quien sea el partido que esté en el poder. No tiene nada
que ver, la crisis, con las actuaciones de nuestros
gobernantes por cuanto los conceptos que llevan al embudo
financiero son tantos que muchos escapan al control
gubernativo. Al menos los socialistas no suelen ocultar los
problemas si éstos afectan a todo el país. Lo contrario de
los peperos que sí son capaces de ocultarlos, aunque sean
mínimos, para dar una imagen totalmente distorsionada de
como es la realidad tangible.
No es necesario que me discutan éste punto. Que estén en
desacuerdo con lo que escribo es otra cosa, porque desde
siempre resulta casi imposible convencer a los
intransigentes. Sin embargo, al disponer de documentos,
medios y fuentes fiables, me reafirmo en lo escrito.
Que el representante pepero de Melilla proteste
quejumbrosamente porque el presidente del Gobierno no
comparezca en el Parlamento para aclarar lo de la crisis… ya
es un botón de muestra clarísimo. ¿Para qué están los
ministros? ¿Aznar compareció cuando se le exigía? Ni una
sola vez dio la cara Aznar en el Parlamento… porque tenían
mayoría absoluta. ¡Anda! señor Gutiérrez Molina, cómase su
rabia junto con su hipócrita indignación en la soledad de su
despacho. El juego de la democracia es así. No se comporte
como los gobernantes chinos, que ya es decir.
Todavía estoy esperando un signo de humildad por parte del
PP en el que reconozca, de una vez por todas, que anda
equivocado en su camino hacia la consecución del poder.
Pero creo, sinceramente, que buscan configurar el país como
lo fue hace muchos años, tristes años que siguen en el
recuerdo, porque la savia de aquellos gobernantes sigue
corriendo por sus venas. No pueden ocultarlo a pesar de las
increíbles caretas que se colocan. ¡Qué dolor me produce en
el alma que Ceuta siga siendo el bastión!
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