Ruido de abanicos en el salón del trono del Palacio de la
Asamblea. El mayordomo municipal, Juan Carlos Lobo, explicó
los secretos que hay detrás de cada urna, de los bordados y
lo escudos que adornan la sala del edificio municipal. Cada
lujosa silla estaba ocupada por un usuario del Centro del
Mayor de la Cruz Roja. Ayer la institución programó una ruta
por el Palacio de la Asamblea, un edificio emblemático, con
multitud de secretos, pero poco conocido incluso para las
personas que llevan viviendo mucho tiempo en la ciudad.
“Unas explicaciones muy buenas, son cosas que yo no sabía.
Hasta que no te las explican no te surge la duda porque
siempre lo tenemos ahí” dijo Lola Sánchez, mientras
intentaba escuchar las descripciones de Juan Carlos.
Yolanda Bel, en funciones de presidenta accidental, entró en
el salón del trono mientras el mayordomo luchaba por
rellenar algún minuto de retraso. Bel hizo un discurso
cercano para darles la bienvenida y subrayó su relación
especial con las personas del centro: “Para mí es un
privilegio poder recibir a los grupos que pasan por esta
casa pero hoy tengo una doble suerte al recibir al Centro
del Mayor, que tanto significa para mí. Tengo una debilidad
especial por este centro”. En una ciudad donde los
agradecimientos en los discursos políticos suelen ser más
extensos que la sustancia una vez depurada, la duda flota
sobre este tipo de manifestaciones de cariño, sin embargo,
por la respuesta de los asistentes, parece que sí existe una
vinculación estrecha entre los usuarios del centro y la
antigua consejera de Sanidad y Asuntos Sociales: “Con los
mayores se porta muy bien y siempre ha sido muy atenta con
nosotros”.
Tras terminar el discurso la organización del centro hizo
entrega de un par de regalos a la presidenta accidental, un
perfume y una prenda que Bel aseguró que llevaría “en la
rueda de prensa del martes que viene, así que si ponéis la
tele con ella me veréis”.
Una vez terminado el acto, el mayordomo Lobo hizo un
recorrido por “las zonas nobles” del edificio, según le dijo
a El Pueblo TV. Abandonaron el salón del trono dejando el
antiguo Pendón Real de la ciudad que trajo durante la
conquista lusa Don Juan I de Portugal. El tour asambleístico
comprendió la rotonda (como llaman a la antigua sala de
reuniones), la escalera real, donde permanece una cristalera
y otras obras de Bertucci y, por último, el antiguo despecho
del alcalde. Todas la zonas con más pedigrí del palacio
autónomico. “Me ha gustado mucho la vieja sala del pleno y
el despacho del alcalde” dijo Manuela Trola, “Trola que no
embustera” detalló con sorna. “A mí también me ha gustado la
sala de las banderas, con los escudos. Ha sido realmente
interesante” explicó uno de los integrantes de la
expedición.
Realmente las dos salas fueron las más celebradas por los
asistentes. Muchos de ellos nacidos en Ceuta hace algún año,
nunca habían conocido los entresijos y el patrimonio que
descansa en el Palacio de la Asamblea: “Yo soy de aquí, de
siempre, tengo 75 años y nunca lo habías visto por dentro y
con tanto detalle”. El mayordomo terminó la visita por la
antigua puerta del edificio “tal y como ellos se merecen”.
En el chiringuito
La mañana fue diferente para los mayores, algo que continuó
durante el comienzo de la tarde. A las 14.00 horas se
preparó un almuerzo en el chiringuito de la Ribera para
cerrar con brillantez gastronómica la jornada.
En una larga mesa en forma de L, bien provista de olor a
pescado y bebidas espirituosas, los 40 asistentes a la
jornada pudieron departir y relatar lo vivido bajo el manto
del Levante que cubría ayer pesadamente la playa: “La comida
es maravillosa, ojalá que se hagan más este tipo de
iniciativas y que podamos disfrutar de más días como éste”.
Bel acompañó a los mayores en el almuerzo y tuvo tiempo para
departir e intercambiar anécdotas a lo largo de la comida.
La sobremesa fue larga y sobre las cuatro de la tarde
comenzó la recogida de los comensales. La jornada se cerró
para ellos sabiendo un poco más de la historia de una ciudad
en la que han vivido durante largo tiempo y con un poco más
de pescadito, tintillo y entorno playero. Que tampoco viene
mal.
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