Los comerciantes del Paseo de las Palmeras, sobre todo los
pocos que se encuentran en la manzana del Palacio
Autonómico, se suman a las reivindicaciones hechas por la
Asociación de Vecinos de Independencia-Jáudenes y piden que
se revitalice la zona para recuperar el terreno perdido. No
existe ni una plataforma ni una fórmula común concreta.
A nadie se le escapa que el Paseo de las Palmeras ha perdido
su esplendor, que se ha desertizado por la acción de las
obras de los Gobiernos locales. La mejora de la ciudad
gracias a la construcción del desdoblamiento ha provocado en
el paciente otras alergias difíciles de subsanar y que
necesitan de una nueva cirugía. El desequilibrio patente
entre la arteria de la Gran Vía y la de las Palmeras se hace
insoportable para aquellos que lo padecen. Los comerciantes,
atentos a las reivindicaciones de la Asociación de Vecinos
de Independencia-Jáudenes se han querido sumar y piden una
mejora en la vía, aunque son conscientes de que las
posibilidades de reforma son tan amplias como las propuestas
que cada empresario elucubra.
De las dos zonas en las que se divide físicamente el Paseo,
hay una que queda más afectada; es la situada a la espalda
del Palacio Autonómico; ahí resulta más sencillo contar los
comercios que están abiertos que los que están cerrados.
“Nos hemos quedado tres en la calle y sólo mi negocio es el
que vende de cara al público, porque los otros dos son
mayoristas, y le venden a personas que vienen de Marruecos
para llevarse los productos a su país”, comenta el dueño de
Córdoba, un pequeño local instalado justo en la esquina de
acceso de vehículos al Paseo. “Es más, nosotros teníamos una
tienda que era tres veces mayor que esta y tuve que cerrarla
hace tres años porque no podía mantener dos establecimientos
abiertos”. Enrique Serrano Córdoba es hijo de unos
comerciantes que conseguían hacer cajas de 20 millones de
pesetas en seis meses hace sólo 10 años en este mismo
emplazamiento. Él revela que ahora no consigue sacar más de
1.200 euros al mes, “y en los mejores meses”, advierte, “que
son los de verano”. A las 13.30 de la tarde, sólo había en
la caja una recaudación de 10 euros.
En menos de 100 metros de calle, hay cinco rejas echadas,
cinco comercios que ya no existen, entre ellos Nevada y otro
en el cual se ve un cartel de ‘se alquila’. “Pero es que en
esta calle no se mete un comerciante a trabajar ni aunque le
regales el local”, asegura Córdoba. Éste empresario explica
que la llegada de Charlotte le ha dado un nuevo brío a la
calle, aunque “insuficiente” y dice que la colocación de
terrazas sería fundamental para que llegaran clientes.
El restaurante Don Vitto podría ser uno de esos comercios
que colocara terrazas al aire libre, pero la estrechez de la
acera peatonal, la calzada y las ordenanzas municipales que
impiden que se saquen las mesas fuera, quebrantan esta
posibilidad. El propio Don Vitto reconoce que este primer
año “ha ido muy flojo el negocio”. Córdoba ha pensado en la
creación de un parque infantil frente a la estatua de
González Tablas. “Ese paso está muerto y un parque infantil
atraería la presencia de padres que pudieran pasarse a
comprar aquí”; y recuerda: “Hace 10 años teníamos que cerrar
la reja del comercio a las 11 de la noche para acabar con la
jornada de ventas, se ganaba mucho dinero y por la noche se
aprovechaba para reponer los productos”
El precio del barco es otro de los grandes inconvenientes
que encuentran los locales. El dueño de Cosmo ve en este el
principal factor de la crisis del comercio ceutí y añade
otros tres: “Primero, que no hay zona para hacer la carga y
descarga; y, segundo, que han estrechado el Paseo de las
Palmeras. No entiendo cómo se recupera una muralla y se
coloca sobre ella un poyete del siglo XXI. Mi solución sería
ensanchar el paseo sobre unos pilares, para que no dejaran
de verse las murallas“, explica, “pero lo que no es normal
es que a una familia le cueste 380 euros venir a Ceuta con
el coche, ¿qué va a dejar para las compras? Estamos en el
mismo país y yo no pago ese dinero por ir de Algeciras a
Marbella”, sentencia.
Entre estos comerciantes no existe un consenso establecido
en cuanto a las medidas que se deberían tomar. Unos abogan
porque el tráfico rodado es necesario, otros piden que sólo
se permita el tráfico a aquellos propietarios de garaje.
Todos coinciden en la estrechez de las aceras y en la
velocidad que imprimen los coches al pasar por la calzada.
“Las aceras no son cómodas y los coches pasan a 50”, explica
José Moya, empleado de Lumar, un negocio que lleva varias
décadas en el Paseo.
Cuando se concebió esta nueva vía, a causa del
desdoblamiento, se pensó en peatonalizarla. Sin embargo, los
comerciantes solicitaron que no se hiciera. Sería el momento
de replantearse la situación.
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La Cámara reconoce la crisis de la zona y buscará soluciones
con Vivas
La Cámara de Comercio reconoció
ayer la preocupación que existe por parte de su organismo en
cuanto a la crisis que padecen los establecimientos del
Paseo de las Palmeras. “Desde que se reformó la zona la
cantidad de dinero que se ha ganado en estos
establecimientos ha caído en picado”, comentó Luis Moreno,
máximo responsable de esta organización. Sin embargo, hasta
la Cámara de Comercio no ha llegado ningún tipo de informe
ni protesta formal por parte de los empresarios de estos
locales, aunque sí han mostrado inquietud de manera informal
en encuentros que han mantenido con Luis Moreno. Al no
existir una plataforma que dé cobertura a la zona comercial
del Paseo de las Palmeras, apenas se han producido reuniones
entre los empresarios y la Ciudad, aunque sí se han
efectuado a título individual. Luis Moreno anunció ayer que
la Cámara de Comercio pedirá al presidente Juan Vivas una
asamblea para abordar este asunto nuevamente, que se hará
cuando la máxima autoridad de Ceuta regrese de vacaciones.
“Estudiaremos qué medidas se pueden tomar para revitalizar
esta vía”, indicó Moreno, que ve en el tráfico rodado uno de
los principales perjuicios.
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