Como la de los polígonos del
Tarajal, la renovación del paso fronterizo o el puente del
Biutz, la de la aduana comercial se ha convertido ya en otra
de esas historias sin conclusión a la vista que se alargan
año tras año sin un final definitivo. Todos los delegados
del Gobierno que pasan por la ciudad autónoma se presentan a
la sociedad local incluyendo este propósito entre sus
prioridades, pero con el paso del tiempo casi todos acaban
aborreciendo hablar del tema, asegurando que las cosas
avanzan pero sin que dicho progreso sea visible a ojos de
los ciudadanos, que acaban hartos de este tipo de asuntos.
El estudio encargado gracias a la financiación del
Ministerio de Industria por la Cámara de Comercio sobre la
integración de Ceuta en la unión aduanera europea fue, sin
embargo, una novedad sobresaliente que pareció revitalizar
el tema a pesar de que el Gobierno ceutí nunca dio el paso
definitivo para decantarse por decir que sí quiere entrar en
ella o por decir que no.
Ahora el consejero de Economía y Empleo, Guillermo Martínez,
desvela su intención de recurrir de nuevo al Ministerio de
Industria para poner sobre la mesa la necesidad de que Ceuta
tenga una aduana comercial o, como mínimo, el mismo régimen
de que se disfruta en la ciudad hermana de Melilla.
Aun siendo conscientes de los reparos que, desde sus
posiciones incomprensibles desde la posición española,
Marruecos puede poner a aceptar el establecimiento de una
infraestructura de este tipo, no se concibe que el régimen
de Melilla sea distinto al de Ceuta.
Ahora el Ejecutivo que preside Juan Vivas parece dispuesto
a, previo paso por Madrid, recurrir ante la Unión Europea
para que esta medie con el objetivo de conseguir este
propósito. Es, sin duda, un paso interesante que no se
debería mezclar de nuevo, como sí hace sin embargo el
catedrático Aranda en su estudio, con debates políticos.
|