A mediados de Junio se celebró en
Zaragoza el primer Congreso Mundial de Asociaciones de
Padres y Madres de Alumnos, que se ha plasmado en “La
Declaración de Zaragoza 2008 por la Educación”, suscrita por
los representantes de familias de todo el mundo. Una de las
principales conclusiones ha sido “Ninguna instancia distinta
a los padres tiene legitimidad de usurpar su derecho a
educar ni para imponer su adoctrinamiento moral e
ideológico”.
Las experiencias narradas por los padres, en el transcurso
de los debates, reflejan que en el ejercicio de su derecho a
educar a sus hijos “de acuerdo con sus principios y
convicciones morales, filosóficas y religiosas o
pedagógicas” se encuentran todavía serias dificultades y que
el “pluralismo educativo” es aún una quimera. Pero hay que
tener en cuenta que las barreras son distintas según se
trate de países desarrollados o en vías de desarrollo y,
lógicamente, de la ideología que sustente al poder en cada
caso. Y, en algunos, superan los límites de lo imaginable.
Las sesiones se desarrollaron en torno a cuatro grandes
temas: libertad y pluralismo, implicación y compromiso de
los padres, asociacionismo y calidad de enseñanza -
excelencia educativa. El objetivo era “consensuar un marco
compartido de principios y valores que ayuden a construir un
mundo mejor” y diseñar modelos interculturales que refuercen
el papel de los individuos y de las familias a través de la
sociedad civil, “frente a los gobiernos que, a menudo, los
ignoran o minimizan su importancia”.
Entre las situaciones más comprometidas para los padres,
ante el derecho a educar, está la que se vive en Venezuela,
tal como relató la representante de ese país, que preside la
Confederación Nacional de Federaciones de Sociedades de
Padres y Representantes de la Educación Católica de
Venezuela, que defiende con vehemencia aquello en lo que
cree.
Con respecto al líder venezolano, asegura que “utiliza la
educación para perpetuarse en el poder”. Con este objetivo,
“ha emprendido una transformación sistemática del sistema
educativo en beneficio de la llamada ‘revolución
bolivariana’, que viola la Constitución. Y esto constituye
un auténtico secuestro de la educación”.
El gobierno “chavista” ejerce la “coacción a través del
dinero y sirviéndose de las necesidades de las familias,
compra voluntades y hasta acorta la duración de los estudios
que conducen a títulos, como el de Medicina”.
Por último, esta representante denuncia el afán de control
de Chávez que contrata “comisarios políticos” en los barrios
para que vigilen si en las escuelas se llevan a cabo sus
propuestas.
Otra de las denuncias es la “asfixia” a la enseñanza privada
para que muera por inanición y el sometimiento de toda la
población a sus deseos, él establece que todos los
ciudadanos deben realizar trabajos gratuitos para el
Gobierno durante un tiempo no fijado con exactitud.
Por último, una reflexión: “Ante esta situación, nos negamos
a que utilicen la educación para hacer a nuestros hijos a su
imagen y semejanza, convertirlos en los nuevos republicanos,
que se parezcan al Gobierno porque es el nuevo totalitarismo
que se extiende a otros países iberoamericanos”.
Pero, ¿Cuál es la situación en la situación en el continente
africano? Tampoco goza de libertad de enseñanza, aunque su
situación es muy diferente. Su principal problema radica en
los bajos niveles de calidad, algo que comparten muchos
países asiáticos. Un profesor de un colegio de Nigeria,
llamó a la atención sobre la intolerancia de los musulmanes
radicales como uno de los elementos perturbadores de la
libertad de enseñanza.
El representante de Puerto Rico, centró su intervención en
los valores, tema esencial del Congreso, y lamentó la
inversión de los mismos en su país por la “influencia de las
sociedades consumistas”. Señaló que debido a la necesidad de
soportar un alto nivel de vida y trabajar muchas horas para
mantenerlo, los padres dejan a sus hijos en la escuela desde
la siete de la mañana a las siete de la tarde, “con el
consiguiente perjuicio para los niños”.
Tras los debates y discusiones, congresistas suscribieron el
Manifiesto que, enmarcado en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, se concentra en doce puntos los principios
que deben guiar una educación para que conduzcan a la
consecución de la “felicidad, la justicia, el bien, la
verdad, la tolerancia… Esos principios conductores son
valores compartidos, como la paz, la solidaridad, la
responsabilidad social, el esfuerzo, el compromiso, el
diálogo y la trascendencia”.
Con la polémica EPC, en nuestro país, ¿se puede llegar a las
situaciones antes planteadas? ¿Podemos aspirar a la de
Venezuela y otros países? Para el catedrático de filosofía
J. Antonio Marina, impulsor de la asignatura “nos
encontramos en plena bronca educativa, cuando deberíamos
estar en un profundo debate sobre la educación. Por diversos
sectores de ha acusado a la asignatura de ser fascista,
doctrinaria, masona, homosexual, feminista a ultranza,
laicista radical, contraria a la libertad, a los derechos
humanos y, por supuesto, a la Constitución, ¿hay razón para
este alboroto?”
Continuando con el Sr. Marina, “el núcleo de la nueva
asignatura está fundamentado en la Declaración de los
Derechos Humanos. Se dice que la escuela nos debe enseñar
moral, ¿cómo es posible decir que la escuela no debe educar
moralmente a los alumnos? La escuela tiene que enseñar
responsabilidad, respeto, solidaridad, distinguir el bien
del mal…”
Esta agria polémica ha puesto de manifiesto, entre otras
cosas, la desconfianza de muchos pares ante el sistema
educativo. Y esto no es bueno. Ni los padres pueden educar
sin los profesores, ni los profesores pueden educar sin las
familias. ¿Por qué no se recupera la sensatez?
Existe un grave deterioro de la convivencia escolar, el
aumento creciente del fracaso escolar, los brotes de
racismo… que han hecho saltar las alarmas y, sin duda, es la
escuela la que puede dar soluciones, con la colaboración de
todos…
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