Un día pisando tierra marroquí,
recorriendo el norte del país y rechazando una invitación de
un amigo para recorrer la costa hasta Melilla.
Reuniones a media mañana con personas del país,
conversaciones a media voz con miradas inquietas a las
puertas de accesos a los cafés.
Tetuán no es el que era. Mucha gente sigue hablando español
y otra mucha gente más lo ignora.
Algunos me comentan su descontento por las restricciones que
les hace el monarca alauita. Casi han caído en picado desde
aquella horrible represión que les hizo el monarca alauita
Hussein II.
Mis amigos son todos bereberes rifeños. Dicen pertenecer a
un país sometido. País que tiene muchas connotaciones con
España. Prefieren vivir en Ceuta y Melilla pero saben que es
difícil ahora.
Están a favor de que Ceuta y Melilla sigan siendo españolas.
De esto no dudan.
Algunos coinciden en la historia que me cuentan, sin dejar
de girar los ojos por todo el espacio del mediano café.
Hablan con miedo porque no saben que les pasará si alguien
los denuncia.
Tienen esperanzas de que en un futuro cercano vean por fin
su país libre. Quieren instaurar una república en el Rif. No
están por reconocer a Marruecos y se someten a desgana. No
tienen más remedio que hacerlo así. Están también a favor de
la independencia de los saharuís.
Algunos son de la Yebala, otros ya son de más lejos, entre
Melilla y Alhucemas. Los de las cercanías de Tetuán afirman
que se sienten intimidados por otros marroquíes venidos del
sur. No me aclaran la cosa y me dejan con la duda.
Algunos de ellos tienen abuelos y bisabuelos que murieron en
las guerras de antaño. Unos me dicen que sus ancestros
murieron a manos del sultán Muley y otros en la guerra
contra los españoles. Me cuentan que la historia marroquí
está llena de mentiras. Nunca hubo un levantamiento contra
España que no fuera el protagonizado por los rifeños en
busca de la independencia del Rif, no de Marruecos.
Solicito me lo aclaren. Me aclaran, a medias, una historia
sobre la que les he dado mi palabra indagar hasta
esclarecerla. Me dicen que los marroquíes, que estaban
concentrados en el Marruecos ocupado por los franceses, no
se levantaron en armas en ningún momento de la historia. Que
fueron los bereberes del norte, rifeños, los que se
levantaron para tener la independencia del Rif.
Bueno, sería muy largo de relatar todo lo que me contaron.
Algunos residen en Europa y son los que mejor conocen la
historia. He prometido a uno seguir en contacto para que me
relate o me haga llegar documentos sobre “su país”.
Es enriquecedor conocer a esta clase de gente.
Cambiando de tercio. Hemos entrado de nuevo en la espiral de
todos los tiempos: las reivindicaciones independentistas.
Con el “grano” de Kosovo como muestra, ya empiezan a luchar
varias regiones. Lo malo está en el poder de los imperios.
Rusia se niega a aceptar los nuevos tiempos y siguen
haciendo uso de su poder militar. Georgia es clave para su
economía petrolera. Al tiempo.
La tranquilidad del verano se ve rota por una serpiente.
Pisando los límites de la Europa del bienestar y de la casi
bancarrota. Ya va siendo cosa normal que cada verano
tengamos sobresaltos desagradables.
Entre tanto, la banda terrorista ETA vuelve a escena con
tres bombas. Si bien son de escasa potencia ya son
alarmantes. Menos mal que no tenemos que lamentar heridos.
Ignoro que ganarán los etarras con estas bombas, excepto que
la publicidad sobre ellos siga vigente. Como seria
advertencia de su existencia me parece ridícula.
Con bombas en diversos frentes, muertos en unos y ninguno en
otros vemos cada día la misma espiral de violencia que dura
ya bastante tiempo vigente. Desde Irak pasando por
Palestina, tenemos a los rusos que ya no juegan a la guerra
fría. Caliente, bien caliente la hacen y, como siempre, la
sufren los inocentes. ¿Qué le vamos a hacer?
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